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Las haciendas del sida

Andrés Fernández Rubio

En el informe de Amnistía Internacional difundido en 1992, Cuba aparece en tres grupos de violaciones de los derechos humanos denunciados por esta organización humanitaria: presos políticos, de conciencia, detenciones sin juicio y juicios irregulares; abusos policiales, y penas de muerte y ejecuciones. "Ahora, después de Viena [se refiere a la II Conferencia sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas], no hubo acusaciones directas contra Cuba", se defiende Pablo Milanés, "porque siempre ha llevado la voz cantante Estados Unidos, y en esta ocasión no tuvo la oportunidad ni siquiera de hacer un informe ni de que se lo aceptaran. En este caso, yo creo que Amnistía Internacional tendría que revocar sus opiniones sobre Cuba". Sobre la existencia de presos políticos, responde fríamente: "Sí, como en todas partes del mundo".En cuanto a los sidatorios, el cantante dice que los enfermos de sida "no están encarcelados precisamente; los pocos ciudadanos que en Cuba tienen sida están recluidos en una especie de hospitales que son como haciendas, donde tienen todas las condiciones y donde -viven una vida independiente atendidos por unos equipos de médicos formidables y con todas las condiciones que necesita un enfermo de sida, condiciones que considero yo que en estos momentos no las tiene cualquier ciudadano en Cuba".

Respecto a las denuncias sobre que los seropositivos también son cruelmente recluidos, el cantante dice: "Que yo sepa, los portadores no, no tengo un conocimiento directo exacto para contestar con plenitud de posibilidades, pero tengo entendido que son simplemente la gente que padece de sida, que no son muchos". "Yo en principio no estaba de acuerdo tampoco", dice Milanés sobre el execrable confinamiento forzoso de los enfermos. "Sin embargo, hubo experiencias de algunos que salieron escapado! del lugar y se supo de dos o tres personas en Santiago de Cuba que irresposablemente contagiaron a una pila de gente. Ésa es la política que se tiene, pero no hay duda de que en el fondo hay una marginación de esos enfermos; una marginalidad que desde el punto de vista humano yo no comparto, pero desde el punto de vista social sí comparto. Ahí se produce una contradicción muy grande entre qué es lo que uno debe hacer- cuidar la integridad personal del enfermo o cuidar la integridad personal del pueblo".

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