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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A ETA

Yo no tengo hijos para que nadie me los mate. El lunes 21 de junio, durante todo el día no quise saber. No puse la radio. No puse el televisor. No quería ver. No quería oír. El dolor tenía visos de sobrepasar la posibilidad de resistir. Tanto me oculté que logré olvidar. Hoy, martes, cuando he comprado el periódico he tenido que sujetarme en el quiosco. El escalofrío me quería arrojar al suelo. Todos los pelos de mi cuerpo estaban erizados hasta dolerme cada poro de mi piel.De inmediato he comenzado a hablaros mentalmente. ¿Qué insulto, qué maldición? No hay insultos ni maldiciones suficientes. ¿Por qué no paré en ese momento y comencé a escribiros con toda la fuerza de mi dolor? ¿Soy libre? Hubiera deseado tener suficiente dinero para pagar una página en cada periódico del mundo. Hubiera deseado imprimir esa carta no escrita físicamente en esas páginas imposibles.

La vida es el más preciado bien que tenemos. Vosotros estáis aquí porque una mujer os ha parido. Os ha amamantado. Os ha cuidado. Os ha amado. Yo soy mujer, soy madre y me duelen todos los hijos como propios. Podían haber sido míos. Vosotros no habéis dado la vida. ¿Vosotros habéis parido?, ¿habéis amamantado? ¿Por qué este discurso fácil? ¿Dónde está el verdadero? Ahogado por el miedo. Miedo. Tengo miedo de hablar.

Mi libertad me ha durado el recorrido de dos manzanas. Cuando he visto que ante mis palabras podíais matarme. Cuando he pensado que quería firmar mi carta con mis cuatro apellidos. Cuando he sospechado que podíais buscarme y matarme, he tenido miedo. He sentido que mi discurso cambiaba, se suavizaba. Ahí va, dolorosamente suave.

Mi aitite sentado en una silla de enea, en el porche del caserío, lloró de dolor cuando mataron a Kennedy. ¿Qué habría hecho hoy? Mi aitite murió hace 25 años. Él me hablaba de Euskadi norte como un lugar donde se podía poner la ikurriña y se podían bailar todos los bailes y la gente vivía en armonía y libertad. ¿Qué estáis haciendo vosotros? ¿Qué demonios queréis? ¿Qué tipo de discurso os puede hacer parar, os puede hacer pensar que no sois dueños de ninguna vida? Todos los seres humanos somos hijos de una madre. Todas las madres de este mundo nos vamos a unir para que ninguna clase de poder pueda destruir a nuestros hijos. ¿Queréis mejorar el mundo? ¿Queréis cambiar algo? Deberíais crear un modo, un sistema nuevo de lucha en el que no esté incluida la muerte. Es una gran mentira utilizar la muerte con la excusa de una vida mejor. ¿Mejor para quién?-

Madrid.

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