Cuestión de traducción
Traducir, como se ha hecho en EL PAÍS del 28 de abril, página 46, Manufacturing consent, de Noam Chomsky, por Permiso de fabricación no sólo denota desconocimiento de la obra de este autor, sino que da, además, al posible lector una idea totalmente falsa de la intención de la misma. Chomsky lleva años denunciando el papel de los intelectuales y medios de comunicación serios en la construcción de mitos y mentiras de la llamada: democracia norteamericana, papel que no debe provocar la autocomplacencia de los europeos, ya que la mayoría de sus observaciones valen también para los demás sistemas occidentales.El título Manufacturing consent ha de verse, sin lugar a dudas, como referencia a un clásico sobre la pretendida necesidad de manipulación de las mentes por parte de las instituciones estatales y la prensa: el ensayo de E. L. Bernay The engineering of consent, publicado por The American Academy of Political and Social Science The Annals. Filadelfia, 1947. En éste se definen los medios de comunicación como las "puertas abiertas para [penetrar en] la mente del público" ("open doors to the public mind", página 113). Por eso, La fabricación del consenso es la traducción más adecuada de aquel título al español, y Manufacturing consent (que, conociendo a Chomsky, no puede ser sino una crítica de esta manipulación) debería expresarse en los mismos términos, puesto que tanto engineering como manufacturing pueden traducirse al español en este contexto por fabricación.
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