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Clinton, decidido a aceptar la partición de Bosnia

Antonio Caño

El presidente norteamericano, Bill Clinton, distanció ayer claramente de los musulmanes bosnios al anunciar que Estados nidos podría aceptar la división territorial de Bosnia, algo a lo que Washington siempre se había opuesto. En una conferencia de prensa, que Clinton aprovechó para defender su programa económico y remontar su propia popularidad, el presidente dio también por terminada la operación militar en Somalia y calificó de "éxito" el trabajo hecho por los cascos azules en ese país, pese a que el general Mohamed Fará Aidid no haya sido detenido.

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Bill Clinton dio, en una conferencia de prensa celebrada en la noche del jueves, un nuevo paso para distanciarse del conflícto bosnio y dijo que, "si las partes así lo deciden, EE UU tendría que atender muy seriamente" la posibilidad de dividir Bosnia- en tres Estados distintos, uno serbio, otro croata y. otro musulmán. Tanto la Administración de George Bush como el actual Gobierno norteamericano defendieron la creación de un solo Estado multiétnico en Bosnia desde que esa república proclamó su independencia, en 1992.Clinton trató de explicar que la aceptación de la división territorial de Bosnia por parte de todas las potencias occidentales, no supone un fracaso de la OTAN ni es un ejemplo de que la Alianza Atlántica está muerta. El presidente norteamericano dijo que, si la OTAN no ha podido llegar a un acuerdo para intervenir en la antigua Yugoslavia, es porque esa organización tiene que actuar en Bosnia de acuerdo con las reglas establecidas por las Naciones Unidas.

Bill Clinton inició su conferencia de prensa anunciando que los objetivos marcados por la ONU en Somalia, habían sido cumplidos y que la operación militar en ese país había concluido. Añadió que los propósitos de esa misión eran los de restablecer el orden en Mogadiscio y destruir la fuerza militar del general Aidid, no la detención de este señor de la guerra. Dijo que el destino de A¡did, si finalmente es arrestado, será decidido por la ONU.

El presidente norteamericano puso a Somalia como ejemplo de un mundo en el que, por primera vez, "el heroismo no tiene bandera". "En esta era, nuestra nación tiene que continuar y continuará aportando su liderazgo a misiones globales como la de esta semana en Somalia", dijo.

El diario The Washington Post publicaba ayer, 'Precisamente, una información, según la cual, el Gobierno norteamericano está elaborando un nuevo criterio de participación en misiones de la ONU que permitirá a EE UU aumentar su contribución a las fuerzas de paz de las Naciones Unidas sin necesidad de que se trate de misiones en las que el Ejército norteamericano tenga el mando o la mayoría de las tropas.

Esto supone, según varias fuentes citadas en la información, la aceptación de una profunda modificación del concepto de liderazgo norteamericano en la post guerra fría y un impulso, también, hacia una ONU con mayor capacidad de influir decisivamente en los conflictos regionales.

Los asuntos de política exterior consumieron casi la mitad de una conferencia de prensa -la segunda en esta semana- con la que Bill Clinton trata de levantar su deteriorada imagen ante la opinión pública y los, periodistas. El presidente lo consiguió sólo de forma relativa. Dos de las tres grandes cadenas nacionales no transmitieron la conferencia en directo. Sólo una, la NBC, la cadena a la que Clinton concedió el gran reportaje exclusivo sobre los primeros cien días, conectó en directo con la Casa Blanca, aunque interrumpió la transmisión a los 25 minutos.

Relajado y bromista

Clinton se mostró más seguro y relajado. Recuperó parte de la naturalidad que había exhibido durante la campaña, y hasta llegó a bromear con la extravagante corbata del corresponsal de la agencia Reuter. Copiando el estilo de Ross Perot, el presidente utilizó varios gráficos para explicar las ventajas de su propuesta de reducción del déficit público en 500.000 millones de dólares en los próximos cinco años. Clinton recurrió de nuevo a su argumento de que los aumentos de impuestos que están incluidos en su plan económico afectan fundamentalmente a los más ricos, y que la clase media apenas sufrirá por estas medidas. Dijo que, de cada diez dólares de reducción del déficit, cinco dólares proceden de la limitación del gasto público, 3,75 dólares de los impuestos a las familias con ingresos superiores a los 100.000 dólares anuales, y sólo 1,25 dólares proceden de los impuestos a la clase media.

El presidente negó también que su plan económico original hubiese sido seriamente modificado en la negociación con el Senado. El asesor de la Casa Blanca George Stephanopoulos explicó ayer en varias entrevistas que, pese a la retirada de la inversión pública urgente en infraestructura y la renuncia a los impuestos BTU a la energía, el programa económico sigue siendo, "en un 80% o 90%, el mismo que elaboró la Casa Blanca".

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