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La liquidación de un Estado soberano

Se ha consumado la liquidación del Estado soberano de Bosnia-Herzegovina. David Owen, mediador de la Comunidad Europea, ya ha anunciado la aceptación del plan acordado en Ginebra el miércoles por los presidentes de Serbia, Slobodan Milosevic, y Croacia, Franjo Tudjman, para la creación de tres Estados étnicos en Bosnia-Herzegovina. Serbia se quedará con lo que ya tiene más lo poco que aún quiere conquistar. Croacia se apropiará de la Herzegovina occidental y lo que pueda defender de las desesperadas ofensivas de la comunidad musulmana en Bosnia central.La fórmula de tres Estados federados dentro de Bosnia-Herzegovina y la existencia de un Gobierno en Sarajevo establecido en el acuerdo entre Tudjman y Milosevic es una mera concesión transitoria de los dos grandes conquistadores a Occidente. Anunciar la anexión de sus territorios en Bosnia a sus respectivos Estados dejaría en excesiva evidencia a los Gobiernos occidentales, que han confundido a sus opiniones públicas proclamándose defensores de la integridad de un Estado de la ONU.

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El plan Vance-Owen, que los firmantes del acuerdo 4+1 aseguraban seguir defendiendo, ha sido enterrado por su propio autor. "Hay que adecuarse a las realidades", ha dicho Oweri ahora, después de que durante dos años, la comunidad internacional contemplara como, primero Milosevic y después su aventajado alumno Tudjman, creaban estas realidades violando todas las leyes internacionales, los derechos humanos y las reglas mínimas de decencia.

Dos jefes de Estado extranjeros se han reunido en la antigua sede de la Liga de Naciones y han decidido, ante la cómplice presencia de políticos occídentales, la división de un tercer Estado vecino. Los musulmanes y todos aquellos serbios y, croatas que creían en un Estado de la ciudadanía habrán de elegir entre un difícil éxodo, morir luchando o vivir en dos regiones inviables, rodeadas y a merced de la Gran Serbia y la Gran Croacia.

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Pero la liquidación física de los musulmanes en Bosnia no traerá a la región una paz que Occidente quiere simular aún a costa de su dignidad. Una Serbia fortalecida y triunfante girará su mirada hacia Kosovo y Macedonia. Los albaneses ex yugoslavos ya sólo esperan compartir suerte con el pueblo bosnio. Serbia buscará después su salida al mar por Dalmacia del norte, en Zadar, Biograd y Sibenik.

El mensaje es claro: la ley del más fuerte es la única vigente en este nuevo orden internacional. Encontrará oído entre políticos y caudillos desde Tirana hasta Vladivostok. Las minorías no se respetan, se liquidan o expulsan. Con el éxito de Milosevic y Tudjman, Europa es hoy más peligrosa para todos.

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