Resurrección
Me acerqué a ver un acto de esta reposición: la vieja comicidad del sainete sigue funcionando, los jovencitos del reparto hacen todos sus melindres, y los mayores mantienen su sensatez y el recuerdo de la dura lucha de los padres de hijas casaderas-ocho, tuvo el señor Caín para colocarlas con buenos maridos. La España de la clase media entre finales y principios de siglo, con sus pobrezas y sus disimulos y fingimientos -para no desclasarse y perderlo todo definitivamente- fue fuente de una gran literatura de denuncia -Galdós- y de un teatro costumbrista donde, junto a la comicidad, no faltó nunca la señal de la injusticia. Una de las obras más brillantes fue ésta de los Quintero, tan fácil de revindicar entre otros autores maltratados, ahora que todo se desmorona en los escenarios.Las de Caín tuvo una doble vida: a mediados de siglo fue repuesta por las compañía de Cayetano Luca de Tena con el único objeto de cubrir unos días de vacío, en el Alcázar de Madrid, entre un estreno que fue mal demasiado pronto y otro al que faltaban ensayos: tuvo un sorprendente éxito, y estuvo durante años representándose por el país.
Las de Caín
De Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Intérpretes: Ángel Sánchez, Manuel Aguilar, Emilio Alonso, Jorge Seoane, Lucía Navarro. Vestuario: Rafael Garrigós. Escenografía: Alfonso Barajas. Director: Juan Caslos Pérez de la Fuente. Reposición, La Latina, 16 de junio.
Ésta, en La Latina, podría obtener también el favor popular. Lo que vi en el primer acto hacía reír a un público propicio; puede que sea la obra de este verano, mientras prosigue la búsqueda afanosa del pasado para atravesar el presente un poco hostil.
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