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Fuerte alegato del presidente alemán contra la discriminación de enfermos y seropositivos

"Por qué una persona con sida debe ser mirada como alguien moralmente dudoso?" dijo ayer en Berlín el presidente federal alemán, Richard von Weizsäcker, en la apertura de la XI Conferencia Internacional sobre el Sida. Su discurso contrastó con las declaraciones del ministro de Sanidad alemán, el socialcristiano Horst Seehofer, que pidió pruebas obligatorias para los llamados grupos de riesgo y restricciones de inmigración para los portadores del virus. Contra este último punto se manifestaron varios centenares de miembros del grupo ACT UP, bloqueando la entrada a la conferencia.

J. M. MARTÍ FONT "El sida nos atañe a todos" dijo Weizsäcker ante los cerca de 15.000 participantes en la conferencia. "Podemos ayudar de manera práctica dando ánimos a los enfermos y tenemos que superar el tabú social acerca de sus muertes. Solamente entonces seremos capaces de no excluir a los infectados y a los enfermos terminales, y de ver su voluntad de vivir y apoyarles en ella". Para el presidente alemán, "demasiadas veces se relaciona el sida con la inmoralidad y hasta se llega a interpretar como un castigo justo. Esto es marginar horrible e inhumanamente a enfermos bajo el velo de una moral hipócrita. Si se puede hablar de un fracaso moral, entonces habría que hacerlo del fracaso de todos nosotros, de familias y pedagogos en un clima social dejado de la mano por nosotros los políticos y aprovechado por algunos medios de manera irresponsable".Controles y restricciones

Pero mientras Weizsäcker reflexionaba: "cuando todas las generaciones y grupos sociales viven su sexualidad más o menos libremente, ¿quien puede tirar la primera piedra y discriminar a un drogadicto o a un recluso, como alguien responsable de su propia infección y hablar de los homosexuales con juicios morales básicamente equivocados?", Seehofer, el ministro de Sanidad, resucitaba los proyectos del que fuera líder indiscutible de su partido, el fallecido Franz Josef Strauss, pidiendo que se establezcan pruebas obligatorias para los llamados grupos de riesgo y se impida, la entrada en el país de los portadores del virus.

Precisamente contra estas prácticas, varios centenares de miembros del grupo ACT UP organizaron una protesta bloqueando la entrada al Centro de: Congresos y llenando de piedras el vestíbulo. No es la primera vez que los activistas de ACT UP, un grupo nacido en Estados Unidos pero que cuenta con afiliados en todo el mundo, se hacen notar en estas conferencias anuales. Ayer, además de cerrar ocho de las 10 puertas del lugar donde hablaba Weizsäcker, se manifestaron frente a la puerta de Brandeburgo, por donde transcurría el muro que dividió Berlín y bloquearon el tráfico en el centro de la ciudad. "Los muros del sida en las cabezas y los corazones de la gente deben ser derribados", era el lema de estos activistas, en consonancia con la ciudad donde tiene lugar la conferencia.

Para Rüdiger Anhalt, el presidente de la rama alemana de este grupo, su presencia es necesaria para "asegurar que nuestros intereses sean respetados". Los miembros de ACT UP protestaban también por el alto precio de la inscripción -950 marcos (75.000 pesetas)- que les había impedido participar en la conferencia.

Entre los científicos y profesionales de la sanidad que participan en la conferencia el ambiente no era excesivamente optimista. El director del programa sobre el sida de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Merson, aseguró que la batalla contra la enfermedad está estancada. "La respuesta global a la pandemia es aún inadecuada e irrealista". Para Merson, el mayor desafío de este momento es «cómo ponerse por delante de la enfermedad, en lugar de seguirle el rastro como hasta ahora". Su predecesor en el cargo, Jonathan Mann, que ahora dirige el Instituto del Sida de la universidad de Harvard, se quejó de que los países ricos están abandonando el principio de los esfuerzos coordinados, lo que perjudica a las organizaciones internacionales.

Desde la anterior conferencia, que se celebró en Amsterdam. hace un año, el número de enfermos de sida en el mundo ha aumentado en un 20%, para situarse en más de dos millones y medio. Según las predicciones de la OMS, en el año 2.000 esta cifra se habrá triplicado. En el mismo sentido, el número de portadores del virus, que en la actualidad se calcula en tomo a unos 14 millones de personas, alcanzará entre 30 y 40 millones al final de esta década. El matiz es que, un 90% de estos nuevos casos tendrá lugar en países en vías de desarrollo.

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