Solidaridad con duende

Se cumplieron los objetivos de partida, a favor del niño gitano Miguel Gabarre, quien necesita un trasplante de pulmón y corazón que habrá de efectuarse en Londres: dos días con el teatro a tope, y gente quedándose en la calle por no conseguir localidad. Además, nos confirmaron que la Seguridad Social pagará el importe de la operación, unos 15 millones de pesetas.Los flamencos siempre responden en tales casos, y en éste lo hicieron de forma masiva, pues aunque se cayeron un par de nombres del cartel, acudieron muchos más que no habían sido programados. Lo que propició uno de los aspectos negativos del suceso, ya que ambas sesiones resultaron excesivamente largas y quienes en ellas participaron constituyeron un híbrido artístico en que todo cupo.

Ciertamente, si la organización humanitaria fue ejemplar, la artística se escapó totalmente de las manos, a sus responsables. Ambos conciertos comenzaron con retrasos sustanciales, los descansos fueron larguísimos y entre artista y artista se producían tiempos muertos que a veces rondaron el cuarto de hora. Presentadores impresentables el segundo día, uno de ellos con claros signos -me temo- de algo que si no era intoxicación etílica, lo parecía. Una pena que algo preparado con tanto corazón acabara con tan poco cerebro.

En cuanto al espectáculo, no hay mucho que decir, pese a que todo se aplaudió con entusiasmo y clamor. Actuaron Enrique Morente, Pepe, y Juan Habichuela, Ketama., La Barbería del Sur, La Pelúa, Miguel el Rubio, Aurora, Antonio Carbonell, José el Francés, Jerónimo Maya, Antonio Canales, Adrián, Joselillo Rornero, Sierva la Bari... Cada uno cumplió con voluntad y deseos de agradar, y dado el carácter desinteresado de la presencia de todos no vamos a pronunciarnos con ningún juicio de valor. Dejemos constancia, excepcionalmente, del arte de María del Carmen Grilo, una niña de nueve anos que canta por derecho, con gran voz y con duende.