Otro retroceso en la democracia latinoamericana
Hace unos días un centenar de intelectuales democráticos, convocados por la Unesco, se reunieron en La Antigua, Guatemala, para discutir los problemas de Iberoamérica, y en primer lugar la cuestión de la democracia y del modelo social y económico de nuestras sociedades. Ahora, Jorge Serrano Elías rompe el orden constitucional de ese país y parece consolidar su poder como el pequeño dictador que es: al margen del derecho y por encima de las instituciones, jurídicas.
Vale la pena recordar lo anterior porque, como se tendrá presente, atendiendo a un acuerdo tomado en Madrid en julio del año pasado por la Segunda Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, la Unesco y otros organismos latinoamericanos (la OEA, el BID, la CEPAL y el SELA) asumieron la iniciativa de organizar el Foro Visión Iberoamérica 2000, que congregó a muy distinguidos hombres de ciencia y de pensamiento de la región. El propósito de esa conferencia, que se celebró del 26 al 29 de marzo, fue el de elaborar una serie de propuestas y conclusiones que serían sometidos a la tercera cumbre de mandatarios iberoamericanos, que tendrá lugar el próximo mes de julio en San Salvador de Bahía (Brasil).Ahora, ya en estas primeras horas que han seguido al llamado autogolpe de Serrano Elías, un número apreciable de los intelectuales participantes han expresado su total desacuerdo por la disolución del Parlamento y del Tribunal Supremo de ese país, por la suspensión de las garantías constitucionales y por la destitución del procurador general de la nación.Burla objetiva
No es que los participantes en la reunión de La Antigua se sientan objeto de una manipulación por su presencia en Guatemala hace escaso mes y medio, ya que se trataba de un foro organizado por instancias, internacionales, sino por la burla objetiva que resulta la asistencia a una reunión cuyos temas fundamentales fueron el desarrollo democrático, el respeto a los derechos humanos, la importancia del derecho en la vida civilizada de nuestro tiempo y la necesidad de sociedades más justas y equilibradas. Resulta una burla, en efecto, porque la reunión de Guatemala, en la cual hizo gala de presencia Serrano Elías, pudiera parecer que tuvo la función de cubrir un golpe que seguramente se estaba ya fraguando en esas fechas.
Los mismos intelectuales expresan hoy que Serrano Elías ha quedado inhabilitado política y moralmente para comunicar a los mandatarios iberoamericanos las conclusiones que resultaron de aquellos debates, que se efectuaron exactamente en el polo opuesto de los atropellos que hoy vive el orden jurídico y la sociedad guatemaltecas. Pero hay más: expresan también su opinión de que Serrano Elías, un nuevo golpista en el maltratado horizonte de la política latinoamericana, asista con credenciales válidas a la próxima reunión de San Salvador de Bahía.
Por supuesto que yo me sumo a tales puntos de vista, máxime que, por azares de la casualidad como funcionario, fungí como coordinador de la reunión de La Antigua. Naturalmente, ahora hablo estrictamente a título personal y no como vocero o representante de ningún organismo internacional. Por eso me permito insistir en el repudio que me ha causado, que nos ha causado a muchos, este nuevo atropello al difícil proceso democrático de un país hermano. De un país que, desde el golpe de Estado de Castillo Armas en 1954, salvo brevísimos periodos, ha sufrido el atropello de las intervenciones extranjeras, la violación de los derechos humanos, el injusto desplazamiento y persecusión de poblaciones enteras, la cruenta acción de grupos militares y paramilitares, que han dejado un saldo de varias decenas de miles de personas desaparecidas y el asesinato de 150.000 ciudadanos. Ahora, a esa lista de crueldades debe añadirse la grotesca acción de Serrano Elías, quien suspende con lujo de fuerza y arbitrariedad la Constitución de su país y, por ese mismo acto, el espinoso camino de una democracia que parecía encontrar al fin su puerto de salida.Oligarquías
Serrano Elías pasará a la historia como uno de los tantos golpistas que ha sufrido Guatemala, y que siguen sufriendo varias naciones al sur del río Bravo. Y nos hace pensar que, no obstante los esfuerzos y la sangre derramada, el proceso de la democracia latino-americana está aún llena de difíciles escollos y retrocesos. ¿Por qué?
Sin duda la vigencia de las oligarquías y la fuerza de los militares, que se oponen a los procesos democráticos, son factor fundamental en estos frenos y catástrofes institucionales. También resultan agobiantes las disparidades sociales, la injusta distribución de la riqueza y la ausencia de tradiciones democráticas, de una cultura democrática que haga imposible los golpes y autogolpes a que está sometida la vida política de la región. ¿Hasta cuándo?
Sin desarrollo parece muy difícil, si no imposible, la vida democrática. Se trata, pues, por necesidad, de procesos lentos y amplios, que no se solucionarán de la noche a la mañana. Y menos aún cuando llegan al poder pequeños sátrapas que gobiernan a estos países como si fueran haciendas propias, privadas. ¿Por cuánto tiempo se interrumpirá la frágil democracia guatemalteca? ¿Cuánta sangre costará aún el regreso a la legalidad en Guatemala, después de esta acción innoble e inconcebible? En todo caso, los Gobiernos de los demás países iberoamericanos, comenzando por los de América Latina, debieran expresar un enérgico rechazo a este acto ilegal y violatorio de las normas del derecho de Serrano Elías. El aislamiento internacional debiera ser ya el primer acto de un repudio que se extiende indudablemente, indignadamente, en la conciencia de los partidos y hombres de la democracia de nuestra región.V. Flores Olea es escritor mexicano.
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