Teoría del conocimiento

La obra de Luis Goytisolo constituye uno de los proyectos más ambiciosos y tenaces de la narrativa española. Es también uno de los más radicales y rigurosos. Y a estas alturas puede hablarse de él, además como uno de los más trascendentales y logrados.Su importancia, sin embargo, está lejos de ser apreciada en lo que merece, y en ello tiene mucho que ver tanto la naturaleza excepcional de esa obra como la del compromiso contraído con ella por su propio autor. Ya desde su primera novela Las afueras, con la que obtuvo el primer premio Biblioteca Breve en 1958, Luis Goytisolo reveló una precoz inconformidad con las formas convencionales de la narrativa imperante y desafió los criterios tradicionales a la hora de determinar cuáles son los fundamentos sobre los que opera cualquier obra de ficción.

Las expectativas que suscitara entonces el talento y la juventud de Goytisolo se vieron contrariadas después de la publicación de Las mismas palabras (1961),-por un largo, prolongadísimo silencio, que no habría de quedar roto has ta 1973, fecha de la publica ción de Recuento.

Este título constituía la primera entrega de Antagonía, novela integrada por otros tres volúmenes cuya publicación no concluiría hasta 1981. Saludados por la crítica más exigente con admiración unánime la lectura de los sucesivos volúmenes de Antagonía quedó sin embargo distorsionada por el hecho de que aparecieran individualmente y no fueran contemplados como piezas indisociables de una sola entidad narrativa. Lo cierto es que el alcance del conjunto superaba toda estimación que pudiera hacerse y ahí radica el motivo de que, desatendido este hecho, Antagonía no ocupe todavía hoy el lugar destacadísimo que le corresponde no solo en la narrativa contemporánea española sino también en la narrativa europea de este siglo, dentro de la cual esta novela admite parangones tan altos como los de Proust, Broch o Musil, por citar tres modelos que fácilmente cabe asociar a ella en cuanto indagan en la escritura como instrumento de conocimiento.

En este sentido no es exagerado afirmar que el proyecto narrativo de Luis Goytisolo, tanto por la reflexión metaliteraria que conlleva como por el aliciente de su estilo (repleto de humor), de sus planteamientos estructurales y de sus obsesiones propias, constituye, junto al de Juan Benet el más profundamente renovador e intransigente de cuantos, desde la perspectiva de tres décadas atrás, se propusieron romper con las inercias de la novela española.