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Los Doce desean mantener, el SME, pero ponen condiciones para el regreso de la libra y de la lira

Lluís Bassets

ENVIADO ESPECIALPasada la tormenta, la tripulación revisa los estropicios y empieza a reparar el buque. Esto es lo que empezaron a hacer ayer los ministros de Economía y Finanzas de los Doce, acompañados de los gobernadores de sus bancos centrales, en una reunión informal convocada por la presidencia danesa para discutir la situación del Sistema Monetario Europeo (SME) y el deterioro del mercado de trabajo. Los Doce quieren mantener el SME tal como está, pero desean actuar con más flexibilidad y rapidez cuando se produzcan desajustes. La libra esterlina y la lira no regresarán de momento al SME, a pesar del deseo de buena parte de los países, y cuando lo hagan deberán someterse a condiciones más duras.

Además, se abre paso la idea de una mayor flexibilidad en el calendario de la moneda única y los criterios de convergencia, una vez superada la ratificación de Maastricht.Los ocho meses transcurridos entre el último consejo y éste que tiene como escenario la ciudad danesa de Kolding, no han sido en vano. A principios de septiembre del pasado año, el anfitrión era un atormentado ministro británico, Norman Lamont, cuya moneda se hallaba en aquel momento bajo una presión enorme, resultado de los tipos de interés excesivamente altos en Alemania y excesivamente bajos en Estados Unidos. Una semana después, la. libra caía en picado, salía del SME y empezaba uno de los episodios más turbulentos de la historia de la construcción europea.

En esta ocasión, en cambio, la anfitriona es la ministra de Economía danesa, Marianne Jelved, que acoge a sus colegas en un clima de euforia para su gobierno ha conseguido la ratificación de Maastricht, los tipos de interés disminuyen en cadena en toda Europa y el SME empieza a funcionar sin tensiones.

Los ministros discutieron ayer un texto titulado Lecciones a deducir de las turbulencias en los mercados de cambio, elaborado por el Comité Monetario de los Doce (directores del tesoro y subgobernadores de los bancos centrales), en el que se insiste en defender la actual estructura del SME, pero con una mayor vigilancia sobre la parrilla de paridades, para evitar que se acumulen divergencias en las economías reales que conduzcan a tensiones insuperables en el sistema de cambios.

En el In0mento en que el Consejo Europeo encargó en Birmingham la realización de este informe, Londres clamaba por una reforma del SME, previa al regreso de su divisa a la disciplina monetaria. Ahora, el Comité da un coscorrón al Gobierno de John Major y le devuelve en cierta forma la pelota. No hace falta reforma alguna del SME y las monedas en flotación no deben olvidar que siguen teniendo obligaciones con sus socios, entre otras la coordinación de las políticas económicas.

Críticas a los políticos

El regreso de una divisa ahora flotante al SME se producirá, presumiblemente en condiciones más duras que en anteriores casos. No debe perjudicar ni a la estabilidad de la moneda ni a la del sistema. Debe decidirse de mutuo acuerdo, al elegir el momento adecuado y la tasa de cambio.

En el informe del Comité pueden leerse, entre líneas, críticas aceradas a los comportamientos de algunos, responsables políticos y monetarios durante las tormentas monetarias. "En una crisis, por supuesto, es particularmente importante evitar declaraciones conflictivas", dice en tono de sermón. El ministro británico Norman Lamont, responsables del Bundesbank y miembros de otros gobiernos, como el italiano, cruzaron declaraciones sobre la responsabilidad de la crisis. Miembros de la Comisión Europea, como el presidente Jacques Delors y el comisario de Finanzas, Henning Cristophersen, realizaron también declaraciones que fueron mal acogidas por algunos de los socios, como España.

El documento no entra a considerar cómo queda el camino hacia la moneda única, tras el año perdido entre los dos referendos, la crisis del SME y la entrada en recesión de la economía europea. Pero los ministros sí, abordaron esta discusión, en la que algunos asistentes ya han adelantado sus ideas. Empieza a abrirse paso la posibilidad de aligerar el calendario de la Unión Económica Monetaria o relajar los criterios, de convergencia, e incluso de ambas a la vez. Francia y Bélgica han defendido' esta idea y ayer por primera vez las autoridades alemanas, las más hostiles hasta el momento, manifestaron su comprensión.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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