Crece el casco histórico mientras el actual peligra
La Comunidad de Madrid quiere poner de largo lo que la ciudad era a principios de siglo. Ello se traduce en ampliar la zona urbana custodiada para que no desaparezca bajo la piqueta y mantenga su identidad. De esta manera, la ciudad que conocieron nuestros abuelos, la que creció fruto del Ensanche que Pedro María de Castro ideó en 1859, con sus barrios de Chamberí y de Salamanca, valdrá tanto como los aledaños de la Puerta de Alcalá o el corazón del Madrid de los Austrias, la ciudad encerrada en la cerca imaginaria que diseñó el monarca Felipe IV y que constituye el casco histórico actual.La Comunidad, que debe velar sobre el patrimonio de la región, quiere que su idea salga adelante el próximo jueves. La aprobación obligará al Ayuntamiento a sacar a sus expertos a la calle para elaborar un plan especial -más amplio que el actual, de 1980-, en el que se analice con lupa, manzana a manzana, el nuevotejido urbano que se quiere proteger.
Habrá que volver al colegio del Pilar, al puente de Segovia o al Museo Lázaro Galdiano -algunos de los 40 monumentos que hay en el Ensanche de Castro y que ya están protegidos de antemano- para estudiar cuál es su entorno y las vistas que hay que preservar. Y qué casas o zonas urbanas hay que proteger para que no pierdan su unidad ni su condición de área residencial y cuáles son los edificios singulares que, por su valor arquitectónico, hay que catalogar para que no desaparezcan.
¿Plan especial?
Lo del plan especial le duele al gobierno local del Partido Popular, temeroso de la tutela que ejerce la Comunidad sobre sus ,competencias urbanísticas. "El Gobierno regional oculta que la ampliación del conjunto histórico distorsiona la revisión del Plan General que está preparando el Ayuntamiento", advierte Pie, García Escudero, responsable municipal de rehabilitación.
García Escudero considera que el plan especial costará mucho dinero y retrasará el calendario de la reforma de los planes urbanísticos. A ello responde Cristóbal Vallhornat, subdirector del Patrimonio de la Comunidad: "No es necesario un plan especial si se incluye en el nuevo Plan General [que ahora prepara el Ayuntamiento]".
Que el Madrid noble se amplíe, implica, para el ciudadano, que el dueño de una casa catalogada puede desgravar cuando haga una obra en el edificio y es un descuento de los importantes, en torno a un 20% sobre el impuesto de la renta de las personas físicas, dice Vallhornat. Como contrapartida, el propietario tiene que mantener esa casa protegida. "Es un cambio que sólo proporciona beneficios", insiste el responsable de la Comunidad, "y más ahora que el Ayuntamiento no concede ayudas para la rehabilitación".
El Ayuntamiento no traga: "No es exagerado decir que para hacer obras en el estadio Vicente Calderón o el paso elevado de Cuatro Caminos [dos de los límites del nuevo recinto histórico] habrá que pedir permiso a la Comunidad, como si se tratase de monumentos protegidos", dice García Escudero. Precisamente, el Ayuntamiento practica la política contraria, descatalogar edificios que fueron protegidos con excesiva generosidad para su valor real.
Burocracia y dinero
Entre la ampliación del casco y el alumbramiento del plan especial, la Comunidad controlará el doble de la superficie actual de la ciudad, añade García Escudero. "¿Cómo se va a afrontar la carga burocrática cuando se acumulen las peticiones de licencias de obra dentro del nuevo conjunto histórico?".
"Ya era hora de hacer algo así", dice Alberto Humanes, un arquitecto experto en patrimonio. "El plan especial actual ha parado barbaridades como pensar en destruir el barrio de Chueca con una gran vía rápida".
"Todo eso está muy bien", dice María Roces, la responsable de Vivienda de la Federación Regional de Asociaciones de Vecino (FRAVM). "Pero da lo mismo que se protejan formalmente las casas si luego nadie vela por ellas". Más de 84 edificios del centro catalogados peligran, dice la FRAVM. Los caseros prefieren tener oficinas en sus céntricos edificios -el decreto Boyer permite el cambio de uso de una casa- y no viejos inquilinos que pagan poco. En el camino pueden llegar las ruinas judiciales y perderse las casas. "El Ayuntamiento destina cero pesetas a rehabilitación y tampoco expropia los edificios en peligro", dice Roces.
En la Comunidad reconocen que el plan del casco actual permitió la creación de algunos,ejes comerciales que han cambiado el uso de los edificios y la cara a ciertas zonas: "Así", dice Vallhornat, "la ciudad se destruye".
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