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Los Doce no descartan ninguna opción para frenar a los serbios en Bosnia

Lluís Bassets

La Comunidad Europea "no descarta ninguna opción" para frenar a los serbios en Bosnia, según declararon ayer prácticamente todos los responsables de Asuntos Exteriores de los Doce, reunidos en un Consejo de Ministros informal en la isla danesa de Fionia. Los ministros dirigieron una severa advertencia al presidente croata, Franjo Tudjman, por las matanzas perpetradas por sus tropas entre la población civil bosnia. Acordaron también aplicar con toda la intensidad posible el bloqueo total contra Serbia y Montenegro a partir del lunes, si los serbios bosnios no aceptan antes el plan de paz de Cyrus Vance y David Owen.

El ministro de Asuntos Exteriores danés, Niels Helveg Pedersen, presidente semestral en ejercicio de la Comunidad Europea (CE), expresó su satisfacción por la resolución 820 de las Naciones Unidas, aprobada en el Consejo de Seguridad el 17 de abril, en la que se aplica la idea comunitaria de imponer un bloqueo total contra Serbia y Montenegro como medio para obligar a los serbios de Bosnia a aceptar el plan de paz de los dos negociadores, David Owen y Cyrus Vance."No excluimos ninguno de los pasos posibles que se puedan producir en el futuro", aseguró Pedersen al ser preguntado sobre la posibilidad de una intervención militar. Pero dejó bien claro, como hicieron prácticamente todos sus colegas, que la política de la CE es aplicar a fondo las sanciones y sólo en caso de que éstas no sean efectivas, estrechar entonces algo más el collar alrededor de los serbios.

Tres opciones

No hubo, en cambio, unanimidad en cuanto al levantamiento del embargo de venta de armas a los musulmanes de Bosnia. Sólo el representante alemán, Klaus Kinkel, argumentó en favor de tal medida, calificada por el ministro francés, Alian Juppé, de propia de Poncio Pilatos si no va acompañada de la intervención militar occidental: permite intensificar el conflicto y a la vez lavarse las manos sobre su desarrollo.

Los pasos posteriores que los ministros aseguran no excluir son, de hecho, tres. El primero, curiosamente, está excluido de hecho, como mínimo en la faseactual, y se trata de una intervención militar terrestre, con carácter masivo y duración indeterminada, que ha sido descartada incluso por los militares estadounidenses. El segundo, los bombardeos selectivos, presenta numerosas dificultades, pues requiere una nueva resolución de Naciones Unidas que sea aceptada por Rusia y da lugar a un cambio total en la misión actual del Unprofor (la Fuerza de Protección de la ONU) en Bosnia y en la propia concepción de las estructuras de mando y de organización de la presencia internacional en los Balcanes.

La tercera, la creación de zonas de seguridad, está empezando a dibujarse como la más viable en lo inmediato y concuerda perfectamente con la idea ofrecida por Owen al presidente de los serbios de Bosnia, Radovan Karadzic, y rechazada por éste, de crear unos corredores protegidos por Naciones Unidas para comunicar las distintas regiones serbias con la propia Serbia.

La realización de un paso nuevo, como puede ser una intervención militar, exige además ciertas condiciones, según los ministros. Debe ser fruto de la concertación multilateral y no de la acción unilateral emprendida por su cuenta y riesgo por alguna potencia. Debe contar, por tanto, con todos los aliados occidentales, incluso Rusia, y dejar abierta la posibilidad a su participación. Necesita, finalmente, del mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Nadie ha imaginado, así, una súbita y masiva operación occidental contra Serbia destinada a frenar en unos pocos días los avances de sus ejércitos y a liberar a las poblaciones civiles. Portavoces de distintas delegaciones reconocen que son numerosos los países donde la opinión pública imagina la necesidad de soluciones de este calibre, pero la realidad, según la explican todos los Gobiernos, es que éste es un camino intransitable.

No hay, pues, una amenaza inmediata de intervención militar en las palabras de los ministros comunitarios cuando aseguran no excluir ninguna posibilidad. Quieren mostrar los músculos a los serbios y abrir paso a la idea de que la CE piensa seguir la política de nuevas vueltas de tuerca, de forma que vaya aumentando la presión sin respiro sobre los serbios.

El ministro español, Javier Solana, subrayó la dureza de las sanciones y del bloqueo que va a empezar a producir sus efectos mañana lunes. Conlleva la congelación de los activos financieros serbios en el extranjero, el corte de las telecomunicaciones, el estrechamiento de la vigilancia en sus fronteras y la prohibición de navegación en las costas del Adriático y en el Danubio. Al decir de los responsables europeos, Serbia no podrá resistir su impacto sin graves repercusiones interiores.

Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores británico aseguró ayer que el secretario de Estado norteamericano Warren Christopher, realizará una gira por las principales capitales europeas a mitad de la próxima semana, Con la cuestión de la intervención en Bosnia como único punto del orden del día.

Algunas fuentes llegaron a especular ayer mismo con un desplazamiento precipitado de Cristopher a Middelfart para reunirse con los ministros de la CE, en un signo más del nerviosismo que está apoderándose de ciertos medios diplomáticos ante el agravamiento de la tensión en los Balcanes y la ineficacia de las amenazas occidentales sobre Serbia.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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