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Un cierre a cal y canto

Si Serbia y Montenegro no firman el plan de paz impulsado por las Naciones Unidas, van a sufrir las consecuencias de un terrible aislamiento ya que, en la madrugada de ayer, se aprobaron las nuevas medidas que sellarán los agujeros por los que hasta ahora se burlaba el embargo decretado en mayo de 1992. Las nuevas medidas aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU se resumen en los siguientes puntos:Tráfico en el Danubio. Se prohíbe el tráfico fluvial en el recorrido del Danubio que controlan los serbios. Los buques que necesiten atravesarlo necesitarán un permiso especial.

Transporte de mercancías. Se prohíbe la entrada y el paso de mercancías en Serbia y Montenegro con excepción de los cargamentos humanitarios. Las excepciones deberán ser aprobadas caso por caso por la ONU, que establecerá unas cuantas rutas bajo su control para este propósito.

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Tráfico en el Adriático. La OTAN vigilará que se respete la prohibición de navegar a menos de 12 millas de la costa adriática que bordea la antigua Yugoslavia. La medida afecta también al puerto de Bar, en Montenegro.

Congelación dé bienes. Todas las propiedades, cuentas bancarias o bienes industriales de propiedad yugoslava quedan automáticamente congelados. Esta medida es un refuerzo de la ya prevista hace un año.

Incautación de vehículos. Los camiones, los buques y aviones que violen las sanciones serán incautados.

Servicios. Se prohíbe a todos los países ofrecer cualquier tipo de servicio a los habitantes de Serbia y Montenegro a excepción de los humanitarios, las telecomunicaciones y el servicio postal. Según las sanciones, los serbios tienen prohibido viajar al exterior.

El 31 de mayo de 1992 la ONU ordenó a todos los países del mundo que estableciesen el embargo comercial contra Serbia y Montenegro, suspendiesen todos los vuelos no humanitarios desde o hacia las dos repúblicas; redujesen el personal diplomático y suspendiesen los intercambios científicos, técnicos y culturales.

Las consecuencias de aquella medida se han probado escasas. Durante los diez meses y medio que llevan en vigor, no han servido para frenar la ocupación serbia en territorio de las repúblicas vecinas. Las denuncias por violaciones de mujeres y prácticas de limpieza étnica se han multiplicado desde entonces así como los informes de que los serbios habían conseguido entrar armas, alimentos y combustibles en su territorio.

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