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Hungría lanza un SOS por el 'Danubiosaurio'

Rosa Rivas

Lo que los húngaros llaman Danubiosaurio es el desvío artificial del cauce del río Danubio efectuado por los eslovacos en un tramo conjunto que incluye las localidades de Gabcikovo y Nagymaros. Hungría acaba de lanzar en España un SOS ante los destrozos ambientales de una de las cuencas fluviales más importantes de Europa. Esta monstruosidad ecológica es comparable, según el divulgador Joaquín Araujo, a los casos de Riaño y Asuán, y debería evitarse en el nuevo Plan Hidrológico Nacional.

La llamada húngara a la solidaridad española con sus problemas medioambientales resonó el pasado lunes en el Jardín Botánico de Madrid. Joaquín Araujo, premio de ecología Global 500, y Marión Cavanna, portavoz del Fondo Patrimonio Natural Europeo, recordaron que el río Danubio "pertenece a todos los europeos" y avisaron de los peligros que entrañan las grandes obras hidráulicas "cuando no tienen en cuenta repercusiones ambientales y sociales". Araujo destacó como ejemplos la presa española de Riaño y la macropresa egipcia de Asuán. "Sólo nos preocupamos de lo que tenemos cerca, ¿alguien ha pensado en el Danubio? Ojalá estemos a tiempo de rectificar".El Danubio es frontera natural del territorio húngaro y eslovaco en un tramo de unos 150 kilómetros. En esa zona, las repúblicas socialistas hermanas de Hungría planearon hace 16 años un gran complejo hidráulico con dos presas, una en Gabcikovo y otra en Nagymaros. Los húngaros pararon en 1988 su proyecto en Nagymaros al constatar la ruina ecológica que suponía. Sin embargo, los vecinos de la otra orilla continuaron con el suyo y alteraron el curso del río, para encerrarlo en un canal de 25 kilómetros en dirección a la central de Gabcikovo.

Manifestaciones de ecologistas y protestas internacionales -incluida la mediación de la Comunidad Europea- no pudieron impedir que el 23 de octubre del pasado año el entonces Gobierno checoslovaco desviara el Danubio hacia la central hidroeléctrica de Gabcikovo, a 10 kilómetros al suroeste de Bratislava, capital de Eslovaquia. Inmediatamente, el Gobierno húngaro acudió al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya pidiendo reparación "por la modificación autoritaria de la frontera y la agresión ecológica".

La muerte de una gran reserva

Según denuncian los húngaros, las garras del Danubiosaurio se han llevado por delante fauna, flora y reservas acuíferas. De los 62 tipos de peces, nueve ya se han extinguido. La navegación es imposible. El nivel de las capas freáticas en la región ha descendido vertiginosamente y los agricultores se topan cada día con más pozos secos. La sequía y la menor velocidad del curso del río está generando brotes de algas y aumento de contaminación bacteriológica. La considerada mayor reserva centroeuropea de agua potable está dejando de serlo.Otro peligro que apuntan los húngaros es el riesgo de inundación en caso de seísmo, pues Gabcikovo está en una zona de falla geológica.

El Gobierno eslovaco ha manifestado en los últimos días "su disposición a aceptar las decisiones del Tribunal de La Haya sobre Gabcikovo-Nagymaros", que incluye el uso compartido de la reserva acuífera. Para el científico Gábor Vida, "probablemente el problema no estará solucionado hasta dentro de dos o tres años. En la zona ya se han producido daños irreversibles".

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Sobre la firma

Rosa Rivas
Periodista vinculada a EL PAÍS desde 1981. Premio Nacional de Gastronomía 2010. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense. Master en Periodismo Audiovisual por Boston University gracias a una Beca Fulbright. Autora del libro 'Felicidad. Carme Ruscalleda'. Ha colaborado con RTVE, Canal +, CBS Boston y FoolMagazine.

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