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El bailarín Antonio abandona la unidad de cuidados intensivos

El bailarín de danza española Antonio Ruiz Soler (Sevilla, 1921), conocido internacionalmente como El gran Antonio, abandonó ayer por la tarde la unidad de cuidados intensivos del Hospital Clínico de Madrid, donde se encontraba ingresado desde el pasado día 8.Antonio, que ha sido trasladado a otra planta del mismo hospital, se encontraba en estado de coma desde el sábado tras sufrir un empeoramiento en la grave enfermedad hepática que padece. Según un familiar cercano, Antonio recupera la consciencia a ratos y tiene paralizada una parte del cuerpo.

Antonio Ruiz Soler es la figura masculina escénica de la danza española más importante del siglo XX, y su divulgador por excelencia en los escenarios de todo el mundo. Su relevante papel en la coreografía ha quedado patente recientemente con la reposición por parte del Ballet Nacional de España de varias de sus obras, como Fantasía galaica y Allegro de concierto. El bailarín sevillano participo personalmente desde los últimos meses de 1992 en la revisión y ensayos de estos trabajos, y, según declaraciones de miembros de la compañía titular española, se le veía animoso, dicharachero y enérgico cómo siempre.

Baile virtuoso y culto

A Antonio se le considera unánimemente como el creador de un estilo de baile culto, estilizado y virtuoso que ha influido enormemente sobre varias generaciones de artistas de la danza española.Las últimas apariciones públicas de Antonio, que permanecía retirado de los escenarios desde hace 15 años, fueron en la creación de un ballet, El Rocío, para la compañía de María Rosa en 1986 y su participación en el Congreso España y los ballets rusos que se celebró en Granada en 1989, donde disertó junto a Mariemma y Alicia Alonso sobre Leónidas Massine y El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla. Fue precisamente la recreación de esta obra la que le daría fama internacional y con la que se presentó en 1958. Es, para muchos especialistas, su obra cumbre.

De sus múltiples interpretaciones cinematográficas destacan el Martinete, que en 1952 hizo dentro del filme Duende y misterio del flamenco, de Edgar Neville. Este Martinete está considerado otra de las geniales aportaciones de Antonio a la danza española de nuestro tiempo, pues este estilo flamenco hasta entonces sólo estuvo reservado al cante.

Su brillante personalidad le situó desde los principios de su carrera en una posición privilegiada. Fue objeto de admiración por parte de los más importantes artistas del ballet clásico, con los que compartió cartel y estrellato en los principales teatros de ópera del mundo. Sus parejas más importantes fueron Rosario y Rosita Segovia.

El pasado mes de noviembre Antonio declinó una invitación del Ministerio de Cultura para participar como invitado en el congreso La escuela bolera.

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