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Los señores del Don

Los cosacos reclaman la autonomía territorial que tuvieron bajo el imperio zarista

"Los cosacos han proclamado una república en el Don y están dispuestos a defender con las armas en la mano el régimen de Borís Yeltsin". Esta noticia cayó en Moscú como una bomba en marzo pasado, entre el octavo y el noveno Congreso de los Diputados, cuando aún no se sabía si Yeltsin sería destituido. Si los parlamentarios reaccionarios hubieran conseguido lo que se proponían y los cosacos, cumpliendo su palabra, se hubieran levantado en defensa del presidente se habría repetido la situación que se dio en 1917, cuando en el Don comenzó la contrarrevolución; es decir, el movimiento de apoyo al derrocado poder de los zares. Y el resultado, seguramente, habría sido el mismo: la derrota.

La República Cosaca del Don no existe. Más aún, en toda la previncia de Rostov, los cosacos no han logrado hasta la fecha tornar el poder ni siquiera en la aldea más pequeña. Los que desean el restablecimiento del autogobierno cosaco son minoría y, al menos por el momento, no están armados. ¿Qué ha sucedido entonces?; ¿qué desea este pueblo que en el pasado formó una casta campesino-militar y gozó de cierta autonomía con los zares?"Ordeno: 1. Declarar en el territorio del distrito del Don el estado de alerta y la introducción del estado de emergencia( ... ) 3. Debido a la creación del Gobierno Provisional del Don los atamanes [jefes] de todos los niveles deben exigir inmediatamente a los jefes de las administraciones locales y a los sóviets urbanos y de distrito el total e incondicional cumplimiento de los decretos del presidente de la Federación Rusa sobre los cosacos, 4. En caso de no cumplirse el punto 3 de la presente orden, tomar, en el plazo de tres días, el control y la defensa de los edificios de la dirección administrativa y formar el Gobierno atamán en sus territorios ( ... ) 6. El incumplimiento de la presente orden debe ser considerado corno directa traición al Don y castigado por tribunales militares de acuerdo con las leyes de tiempo de guerra. Firmado: Atamán del distrito de Rostov, Tsikin".

En cumplimiento de esta orden, llegaron a Rostov unos 300 cosacos, que organizaron piquetes a la entrada del sóviet o parlamento provincial, pero no lograron tomar el poder y todo terminó algunos días más tarde con la firma de un acuerdo entre el presidente del sóviet provincial, Alexandr Popov; el gobernador VIadímir Chub, y el atamán provincial, Vasili Kaledin.

Decreto de Yeltsin

La crisis la había desatado un polémico decreto de Yeltsin firmado el 15 de marzo pasado, por el cual se reorganizan el Ejército, las tropas guardafronteras y las del Ministerio del Interior en la zona del Cáucaso del Norte, permitiendo a los cosacos tener sus propias formaciones en el interior de estas unidades. El documento recomienda a los gobernadores formar "estructuras para la educación patriótica de los cosacos", permite a éstos cumplir funciones de "mantenimiento del orden público", les da tierras y apoya su autogobierno.

"Debo decir que tengo un gran respeto por los cosacos, apoyo su rehabilitación, pero téngase presente que ni un sólo pueblo del Cáucaso y ningún otro pueblo de Rusia aceptara vivir bajo el látigo del cosaco,", declaró Ramazán Abdulatípov, presidente del Sóviet de las Nacionalidades (una de las dos cámaras del Parlamento ruso), preocupado por el posible resurgimiento del conflicto histórico entre los pueblos montañeses del Cáucaso y los cosacos. Sí, los cosacos desean tener una autonomía, pero en el interior de la Federación Rusa.

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"No nos imaginamos fuera de Rusia y de sus intereses estatales", explica el atamán militar de la provincia del Don, Víktor Ratíyev. "Por eso es una burda mentira que queramos separarnos de Rusia. Lo que queremos es que nos devuelvan nuestra reIpón, la Región del Ejército Cosaco del Don (RECD) como sujeto de la Federación Rusa, con los mismos derechos y obligaciones que tenía antes de 1917. Como nuestros abuelos y bisabuelos, estamos dispuestos a servir militarmente a Rusia, a cambio, naturalmente, de ciertos privilegios", agrega Ratíyev,

Ahora bien, el restablecimiento de la RECD es problemático porque las fronteras de esta unidad territorial no coinciden con las de la actual provincia de Rostov del Don, sino que incluyen también 21 distritos de la provincia de Volgogrado y alguno de la de Vorónezh. Además, parte de la RECD pertenece hoy a Ucrania y se halla en las provincias de Donetsk y Lugansk.

Autogobierno cosaco

Además, estos descendientes de la casta campesino-militar que defendía las fronteras del imperio ruso desean restablecer también el autogobierno cosaco o Gobierno atamán. Curiosamente, esta palabra que designa al jefe de quienes luchaban contra los pueblos autóctonos musulmanes es de origen turco: atá (padre), man (gente).

El Gobierno atamán "es auténticamente democrático", porque el atamán es elegido por el círculo, la asamblea de los habitantes de la localidad. Verdad es que en el círculo participan tradicionalmente sólo los hombres. "Naturalmente que encontramos resistencia de las autoridades locales, porque con el Gobierno atamán se acaban los sóviets. Y si éstos desaparecen, los comunistas se quedarán sin base. Representamos un peligro no para los pueblos de Rusia, sino para los comunistas, para el autoritarismo, porque somos el único pueblo que puede movilizarse rápidamente con una disciplina militar", dice Ratíyev.

El problema creado con los cosacos se debe, principalmente, a que "las autoridades federales no coordinan sus acciones con las autoridades locales", según Alexandr Popov, presidente del sóviet provincial. Un ejemplo típico es el último decreto que firmó Yeltsin "sin consultarnos", dice. "Una idea, en principio buena, crea un conflicto y exacerba los ánimos, porque el documento no prevé los mecanismos para plasmarla", explica Popov.

A pesar del germen desintegrador que encierra todo proceso de autonomía, el acuerdo firmado recientemente con los cosacos prevé que el sóviet provincial examine la posibilidad de pedir al Parlamento ruso "el restablecimiento de la estructura administrativo-territorial de la RECD".

VIadímir Chub, el gobernador de Rostov del Don, está en contra de dar en este momento autonomía a los cosacos. Para Chub, existe una amenaza de parte de los dirigentes de la Unión de Cosacos, que pueden intentar desestabilizar la situación.

Mientras tanto, los cosacos continúan con sus juegos, relativamente inocentes por el momento: se visten con los antiguos uniformes, se otorgan grados militares especiales, se organizan en comunidades para explotar la tierra de acuerdo a la tradición cosaca y eligen atamanes en todas las localidades para estar preparados para tomar el poder.

Una casta militar

Los cosacos desempeñaron un papel importantísimo en la historia de Rusia: defendieron todo el flanco sur del imperio, luchando contra los turcos y los pueblos montañeses del Cáucaso. Conquistaron Siberia y llegaron al río Amur a mediados del siglo XVII, 200 años antes de que pasara a formar parte del imperio zarista.Originarios de la región del Don, los cosacos, según los historiadores rusos, se formaron con siervos y delincuentes fugitivos que huyeron a las tierras de nadie en la frontera del imperio. Sin embargo, los historiadores cosacos no están de acuerdo con esta teoría, y consideran que son un pueblo autóctono, diferente del ruso, aunque con parentesco religioso y lingüístico.

En el siglo XVII, los cosacos se convirtieron en una casta militar, utilizada por el Gobierno zarista para defender las fronteras del imperio y para aplastar las revueltas en el interior del país. Y si bien los cosacos sirvieron lealmente al zarismo, no por ello dejaron de dar también fuertes dolores de cabeza a las autoridades, haciendo tambalearse el imperio. Los líderes de las tres rebeliones campesinas más sangrientas eran cosacos del Don: Stepán Razin, en el siglo XVII; Kondrati Bulavin, a principios del XVIII, y Emilián Pugachov, en los años setenta del mismo siglo.

Los cosacos servían en el Ejército durante 20 años (a principios de siglo el servicio se redujo a 18), y tenían que pagarse las armas, los caballos y el uniforme. A cambio del servicio militar, gozaban de ciertos privilegios: poseían tierras administradas de manera comunal y estaban exentos de algunos impuestos.

Contrarrevolución

Después de la revolución bolchevique de 1917, el Don se convirtió en el centro de la contrarrevolución. El atamán (jefe) Alexéi Kaledin declaró en Novocherkask, capital de los cosacos del Don, la independencia de la región, y permitió que los generales zaristas Alexéyev, Denikin y Kornílov formaran el Ejército Voluntario o Guardia Blanca. Un mes después de la revolución comunista, Kaledin conquistó Rostov del Don, para sufrir después una derrota tras otra. Ante el éxito de los bolcheviques, Kaledin optó por suicidarse.

Nació entonces la República Socialista del Don, pero, una vez afianzado el poder soviético, comenzó el exterminio sistemático de los cosacos. Como casta fueron eliminados, y miles de familias fueron deportadas a Siberia y al extremo norte de Rusia. Con la promulgación de la ley que rehabilita a los pueblos reprimidos en la época soviética, comenzó en 1990 el resurgimiento del nacionalismo cosaco. El movimiento autonómico cosaco se circunscribe, por el momento, al Don, pues es la única región donde históricamente ha conocido una existencia independiente.

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