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'Combustible'occidental para el referéndum del 25 de abril

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, ha comenzado a utilizar ya el combustible conseguido en Vancouver en su campaña por asegurarse la victoria en el referéndum del 25 de abril, en el que se juega su cargo. Sin embargo la ofensiva internacional encabezada por el presidente norteamericano, Bill Clinton, para salvar la democracia en Rusia no puede garantizar el triunfo de Yeltsin, que depende también de factores ajenos a la influencia occidental.La renegociación de 15.000 millones de deuda exterior en el Club de París, el paquete Clinton de 1.600 millones de dólares (unos 200.000 millones de pesetas), los paquetes que los países industrializados embalarán rápidamente en los próximos días, además de una posible renegociación de deuda exterior en el Club de Londres, son iniciativas comparables a las dosis iniciales de un tratamiento que se perfila complicado y largo. Borís, Yeltsin dijo en Vancouver que Rusia necesita un "respiro de dos años" de transición para realizar la reforma.

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Observadores políticos, occidentales piensan que la transición rusa será un proceso mucho más largo. En una entrevista a la cadena de televisión CNN, el ex secretario de Estado norteamericano Lawrence Eagelburger calculó ayer que tendrán que pasar de cinco la diez años antes de poder observar en qué dirección avanza Rusia.

La conciencia de que la intervención de Occidente por si sola no puede resolver los problemas rusos ha estado presente en Vancouver. El mismo Clinton la expresó metafóricamente, recurriendo al poeta Walt Whitman, cuando éste se dirigió al río East en Nueva York y le espetó: "Fluye, río, fluye", aunque sabía que sus palabras no influirían en el curso de las aguas, que no necesitaban de ningún permiso para discurrir. El poetaquería expresar "su apoyo entusiasta por la trayectoria eterna del río", dijo Clinton, que comparó la ayuda a Rusia con el apoyo de Whitman a la trayectoria del río East. "La historia ha probado que a la larga, ningún tirano puede parar el río", señaló Clinton.Miedo a la dictadura

Si Yeltsin no sobrevive políticamente, Rusia puede verse abocada a una "sernidictadura", según manifestó el domingo el ministro de Exteriores Andrél Kózirev. La vuelta a la guerra fría y al imperio es "imposible", a juicio del ministro ruso, según el cual un intento de involución fracasaría, aunque resultaría muy costoso para Rusia y para el mundo exterior.

Yeltsin ha vuelto a Rusia desde Vancouver con algunas promesas importantes que, de llevarse a cabo, potenciarán un cambio estructuctural de la relación ruso-norteamericana y darán al presidente unos triunfos de cara a la oposición patriótica, que no puede conseguir ninguna ayuda humanitaria.

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Se trata de la revisión de toda la normativa legal de la época de la guerra fría aún vigente en EE UU, tales como la enmienda Jackson-Vanik que bloquea el acceso de Rusia a la cláusula de nación más favorecida y las restricciones a las exportaciones de tecnología avanzada de doble uso civil-militar. En Vancouver, Yeltsin dio por hecho un cambio de enfoque para el comercio del uranio ruso, tecnología espacial y tecnología militar. Clinton fue algo más precavido y anunció que pasará revista a la legislación del pasado.

En 1992, los países del G-7 (los siete países más industriafizados)prometieron a Rusia un total de 24.000 millones de ayuda económica. Esta cantidad se ha materializado aproximadamente en un 50% y tan sólo una proporción muy pequeña ha sido ayuda a fondo perdido.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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