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Miyoshi, Ishii y Fernández

Los japoneses se quedan en Linares

La única empresa de automoción ubicada en Andalucía, Santana Motor, no cerrará sus puertas tal y como amenazaron desde Japón los directivos de la multinacional mayoritaria de esta factoría, Suzuki, dejando sin empleo a los 2.718 trabajadores que tiene en la actualidad. El laudo emitido por la Consejería de Trabajo de la Junta de Andalucía, aceptado tanto por la dirección de la compañía como por los trabajadores, asegura la continuidad, al menos hasta 1995.

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'Tapeo' a la japonesa

Los empleados de la factoría ubicada en la localidad de Linares (Jaén) repiten constantemente una palabra: "alivio", y los directivos. se identifican con el concepto de "tranquilidad" una vez finalizadas las duras negociaciones.Los japoneses miembros de la dirección de Santana Motor regresaron a su país nada más conocer el resultado del referéndum de los trabajadores, que daba el 73% de votos afirmativos al laudo arbitral.,

Los trabajadores de la empresa aceptaron el laudo de la Junta de Andalucía el pasado día 23 de marzo. Ponían fin así a una etapa de incertidumbre y de tensión que había llenado de preocupación a la localidad jienense.

Tranquilidad

"Ahora estamos en un momento de mucha tranquilidad. El viaje a Japón es lógico porque la multinacional tiene que conocer a fondo sus compromisos, ya que tiene que hacer frente a muchas cosas", explica el jefe de marketing de Santana Motor y portavoz de la dirección, José Gómez Oliver.

La tarea de informar a los japoneses la han asumido los miembros del consejo de dirección de Linares de esta misma nacionalidad, concretamente el consejero delegado Miyosi y el director general Ishii.

Los trabajadores de la empresa han entendido que la continuidad era lo fundamental y se han dejado aconsejar por el comité de empresa, que pedía el sí en el referéndum. Su presidente, Antonio Fernández Siles, ha indicado que se ha conseguido eliminar la inquietud, aunque para ello, los empleados hayan tenido que renunciar a algunos de los logros conseguidos en anteriores convenios colectivos.

Es el caso de la reducción del tiempo que los empleados tenían para comer el bocadillo. De media hora de descanso se ha pasado a 15 minutos. "Sí nos da tiempo a comer, aunque atragantándonos en alguna ocasión", reconoce uno de los trabajadores de la empresa. Para ir más rápidos, la compañía ha instalado máquinas expendedoras de bebidas -"refrescos y cerveza sin alcohol, porque la normal la quitaron hace unos meses"- y de bocadillos.

Nuevos horarios

El horario de entrada y salida también se ha modificado a raíz del laudo de la Consejería de Trabajo. Desde ahora todos los empleados de un mismo turno entran a la misma hora, no con intervalos de 10 minutos como se hacía antes.

"Con esto pretenden que haya más disciplina en general. Para ellos es algo muy importante y a nosotros nos es indiferente", explicó Antonio Fernández. Cuando en Santana Motor se emplea la palabra "ellos", el referente son los japoneses de la dirección.

En estos momentos trabajan en la factoría de Santana en Linares alrededor de 50 personas de esta nacionalidad desempeñando puestos directivos y de técnicos especializados.

La comunicación entre japoneses y españoles no existe, según reconoce el presidente del comité de empresa. "No nos hablamos con "ellos". Son unos insociables, aunque sonríen constantemente y son muy gentiles".

Pero los japoneses, insociables o no, se quedan. Y con ellos, los puestos de trabajo. Lo que viene ahora es una etapa de adaptación mutua tras semanas de tensión e incertidumbre sobre el futuro de la empresa en Linares.

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