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'Tapeo' a la japonesa

Los nipones que se han desplazado hasta Linares no se han insertado en el tejido social: trabajan generalmente todo el día, pueden entrar a la fábrica a las ocho de la mañana y salir a las diez de la noche", explica Fernández Siles, el presidente del comité de empresa. "Sólo se han adaptado al tapeo. Eso sí lo llevan bien, lo de la cervecita y la tapa de los bares", precisa.El presidente del comité de empresa asegura que, en cualquier caso, la dirección de Santana Motor no ha intentado introducir en Linares el método de trabajo japonés. Otra cosa es que se hayan instalado métodos de control como el vídeo.

Precisamente el empleo del vídeo por los técnicos japoneses fue uno de los elementos que más sorprendió a los trabajadores en su momento. El sistema de grabación, cuyo objetivo es estudiar pormenorizadamente el sistema de trabajo de los empleados para tratar de mejorarlo, fue finalmente asumido por la plantilla que ejercitó el gracejo andaluz a costa de la minuciosidad nipona.

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Miyoshi, Ishii y Fernández

"Al principio [los japoneses] no entendían nuestra existencia, la de los sindicatos y el comité, porque no concebían que en una empresa alguien se pudiera oponer a la dirección, pero ahora ya no tenemos problemas", recuerda Fernández Siles.

A partir de la aprobación de laudo de la Consejería de Trabajo de la Junta de Andalucía, se han establecido contactos quincenales. mensuales y trimestrales con los sindicatos para analizar la evolución de la empresa, que ha conseguido incluir en los acuerdos el aumento de la capacidad de producción. Las nuevas cifras elevan los 31.000 vehículos anuales que hasta ahora se venían produciendo hasta las 50.000 unidades al año.

La empresa ha logrado la financiación de la Junta de Andalucía para llevar a cabo un plan de inversiones, la reducción de la plantilla y el aumento de la productividad.

Por su parte, los trabajadores han visto cómo se reconocía la subida salarial, la descongelación de una paga extra y una ayuda escolar.

Compromiso de inversión

Para lograr estos objetivos, Suzuki se compromete a invertir 24.000 millones de pesetas en Linares, mientras que la Administración aportará unos 12.000 millones en subvenciones procedentes de Incentivos Regionales, un crédito sin intereses, ayudas al proceso de reducción de plantilla mediante jubilaciones anticipadas y la creación de un parque industrial en torno a la factoría.

Los trabajadores han conseguido la subida salarial que Santana Motor negaba sistemáticamente y que provocó semanas de tensión. Los salarios se incrementarán durante el año 1993 en un 4%, en el ejercicio 1994 en un 5% y en 1995 en un 6%.

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