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La Bolsa de Chicago vende los 150.000 prmeros permisos para contaminar

La contaminación se ha convertido en objeto de mercancía como otra cualquiera en Estados Unidos una vez que la Bolsa de Chicago ha organizado en pública subasta la "primera venta de permisos para contaminar". Según la Agencia estadounidense para la Protección del Medio Ambiente (EPA), ya se han vendido 150.000 permisos, la mayor parte a empresas relacionadas con la producción de electricidad.

Cada permiso lleva incorporado el derecho de efectuar un vertido a la atmósfera de una tonelada de dióxido de azufre (SO2), una vez al año, aunque sólo a partir de 1995 o del año 2000, según los casos.El SO2, que suele proceder fundamentalmente de las centrales eléctricas de carbón o de gasóleo, es uno de los principales responsables de la llamada contaminación por lluvia ácida, que se ceba sobre todo en los lagos y en los bosques.

La idea de la EPA al haber organizadó estos permisos es la de aplicar las leyes del mercado al control de la contaminación, según ha explicado Carol Browner, administrador general de la Agencia de Protección del Medio Ambiente. Las empresas que rebajen el nivel de contaminación por debajo de las normas admitidas pueden revender en su beneficio a otras empresas el resto que les queda para cubrir el cupo asignado.

Para la primera fase del nuevo programa de venta de vertidos la EPA ha distribuido en las 110 fábricas y centrales más contaminantes 5,7 millones de permisos.

Una ley aprobada en 1990 limita a nueve millones de toneladas hasta el año 2000 los vertidos de dióxido de azufre en todo el territorio de Estados Unidos. En el año 1980 estaba permitido realizar vertidos por una cantidad de 19 millones de toneladas.

Resultados irregulares

De acuerdo con los datos obtenIdos tras las primeras experiencias de la venta de permisos en Chicago (llinois), no se pueden lanzar las campanas al vuelo.Tan sólo 150.000 permisos de los 275.000 ofertados han encontrado compradores por un total de 21,4 millones de dólares (unos 2.568 millones de pesetas) y la mayor parte los habían adquirido directamente de la EPA y no los habían comprado en la reventa de empresas que, arrepentidas, se habrían decidido a contamInar menos y a vender, por tanto, a otras empresas el cupo de contaminación que les quedaba libre.

Entre las empresas que más fuerte han pujado por los permisos se encuentra un productor de electricidad del Estado de Carolina del Norte que compró por 11,5 millones de dólares (1.380 millones de pesetas) la licencia para realizar unos vertidos de 85.000 toneladas de SO2.

También preocupa el bajo nivel de las ofertas presentadas -entre 14.000 y 17.000 pesetas por licencia-, que puede incitar a las empresas a hacer provisión por ahora de permisos y de diferir la acomodación de sus instalaciones para contaminar en menor medida hasta que entren en vigor normas más estrictas previstas para el año 2000. "Después de la primera venta de licencias de contaminación cuesta más barato seguir contaminando", ha seÑalado un directivo de la asociación ecologista Consejo Adirondack. Por otra parte, muchos organismos de protección del medio ambiente han adquirido permisos para retirarlos del mercado y esperar a ver cómo se desarrollan las cosas. "Con los permisos hemos comprado literalmente contaminación", dijo el presidente de una importante asociación de defensa del medio ambiente. Un portavoz de la Bolsa de Chicago dijo que organizará regularmente este tipo de ventas y que la próxima se realizará en junio.

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