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La semana negra

El infonne de los peritos y el abucheo a González descolocan a los dirigentes del PSOE

Los centenares de telegramas de solidaridad que Felipe González encontró en su mesa de trabajo de La Moncloa a primeras horas de la tarde del jueves apenas le aliviaron de la tensión vivida durante dos horas en la Universidad Autónoma de Madrid. Todavía resonaban en sus oídos los insultos que más dolor le producen. "¡Chorizo! ¡Golfo! ¡Sinvergüenza! ¡Dimite! ¡Esa, esa, esa, habla de Filesa!". Era la primera vez que oía algo así contra él y, además, recibió reproches de algunos de sus colaboradores más próximos por haber acudido. González sabía que iba a tener "bronca", se lo habían advertido, pero no tanta. Así lo dejó caer luego durante la comida en la propia universidad.

González no terminaba de asimilar que su disertación sobre "la salida del secular aislamiento de España" respecto a Europa produjera tanta mofa entre los estudiantes airados. "¡Esa, esa, esa., habla de Filesa!".La conferencia sobre España después de la transición le tocó a González cuando todos los estudiantes habían leído con fruición los titulares de prensa del martes,, en los que se decía que Filesa había pagado facturas del PSOE. El líder socialista había decidido el lunes que en ese marco universitario anunciaría una depuración de responsabilidades políticas en su partido.

No estaba previsto, sin embargo, que hablara de su propia dimisión. Las preguntas de los estudiantes se lo arrancaron. González insistió en ir a la Autónoma, pese a los consejos en contra de la ministra portavoz, Rosa Conde, que le auguró un mal recibimiento. El presidente dijo que tenía el compromiso de asistir y que no se echaría atrás.

Desde el jueves, 18 de marzo, cuatro días antes de conocerse el informe de los peritos, los miembros de la ejecutiva federal del PSOE se preguntaban entre ellos si "se sabía algo". El único que se mostró seguro de. que el lunes caería el bombazo fue Francisco Fernández Marugán, responsable del área económica y sindical del PSOE, coordinador del programa electoral y, para su desgracia, sustituto de Guillermo Galeote en la responsabilidad de las cuentas del partido a raíz de Filesa. Marugán sabía que el informe estaría el lunes 22 de marzo, y los augurios no eran buenos.

A casi nadie le iba a extrañar que se vinculara directamente a Filesa con el PSOE, pero el informe superó lo esperado. Ese lunes, los ejecutivos responsables de área del PSOE estuvieron reunidos toda la mañana con Marugán para hacer una puesta en común de los trabajos para el programa electoral. Nadie habló de Filesa.

Eran las dos y cuarto y de manera informal los ejecutivos se despedían. Marugán anunció que el informe pericial estaba ya en esos momentos en manos del juez Marino Barbero y de los abogados de las partes personadas en la causa. "¿Y qué dice?", preguntaron varios. Marugán recordó a sus compañeros que el PSOE no es parte de la causa y, por tanto, ningún documento les es facilitado. Había que esperar a que los abogados de los. parlamentarios Josep Maria Sala y Carlos Navarro les pasaran fotocopia.

Desde primeras horas de la tarde se sucedieron las llamadas entre Ferraz y Moncloa. El secretario de organización, Txiki Benegas, comunica a Felipe González que el informe estaba en la calle y que esperaba tenerlo. El presidente del Gobierno estuvo desde ese momento en contacto con el vicepresidente, Narcís Serra, y el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga.

El equipo jurídico del PSOE, dirigido por Francisco Vírseda y Consuelo Álvarez, esperaba la llegada de los papeles ya con cierta desesperación. Sobre las ocho de la noche continuaban sin tenerlos, en tanto que las agencias informativas y las emisoras de radio desde hacía horas martilleaban titulares: "Filesa pagó facturas del PSOE". Silencio absoluto en la sede socialista. No sabían qué decir. A última hora de la noche llegó, cuando los ejecutivos ya estaban en otras ocupaciones. Se dejaba el análisis riguroso para el martes.

Entretanto había que hacer como que nada pasaba y seguir con la actividad normal. Como estaba previsto, Benegas, José Felix Tezanos (secretario de formación) y los electorales analizaron la encuesta de El PAÍS e incluso elaboraron un documento con bastantes objeciones a la asignación de escaños, aunque se reconocía que la tendencia era la correcta.

A primeras horas de la noche, Paco Marugán llamó a Eduardo Martín Toval, presidente del Grupo Socialista, comunicándole que le trasladaría el contenido del informe pericial tan pronto como lo tuvieran. Así, Martín Toval empezó en el Congreso la reunión con los miembros de! su comité permanente para preparar el pleno de la semana.

No mencionó Filesa porque nada sabía, pero sí fue ampliamente comentado el informe de la ejecutiva sobre la encuesta, de Demoscopia. Este trabajo electoral sería objeto de comentarios en la mañana del miércoles en la reunión de subsecretarios, presidida por el vicepresidente, Narcís Serra, así como el resultado de las elecciones francesas. Tampoco allí se habló de Filesa. En la mañana del martes, los abogados del PSOE y los técnicos económicos trabajaban afanosamente en el documento de los peritos. Benegas y Marugán escuchaban con avidez las primeras conclusiones, por lo que se interesaba vivamente Carmen García Bloise, durante muchos años responsable de las cuentas del partido. Al mediodía del martes, los responsables socialistas vislumbraban la línea argumental. "Las conclusiones de los peritos son muy libres y no se sustentan en los hechos que refleja el informe".

Esta proclama llegó al Congreso, y Martín Toval la desarrolló ante más de un centenar de parlamentarios socialistas reunidos para preparar el pleno. En esta ocasión asistió el ministro del Interior, José Luis Corcuera. Martín Toval consideró más necesario que nunca elevar la moral de su grupo, cuyos miembros habían llegado acogotados después del resultado francés, de la encuesta y del informe Filesa. Resultó inestimable el brío de Corcuera, que cogió el micrófono para decir a los suyos que "nada de estar arrugados".

En Ferraz, después de desentrañar el informe, a la altura de las dos y media de la tarde hubo conciencia de que no había ya forma de contrarrestar el mensaje de Filesa, pero algo había que decir, aunque fuera con 48 horas de retraso. Se redactó una nota que tuvo el visto bueno de Felipe González y Narcís Serra.

Todos aquellos responsables que hicieran declaraciones debían repetir tres ideas: es un informe, no una sentencia; las conclusiones son desmesuradas, y, por último, no han habido tiempo para hacer un análisis riguroso porque el PSOE, al no ser parte, ha tenido el papel después que los demás. Pero no era suficiente, también los afectados tenían que hablar. Sala lo hizo en la cadena SER y la ejecutiva buscó a Navarro para que provocara una declaración en los pasillos del Congreso.

Sobre las cinco y media de la tarde del martes, Navarro avanzaba por los pasillos del Congreso mirando a los informadores, cuando lo habitual es que camine con la vista puesta en las alfombras. Quería hacer una declaración escueta, aunque no pudo evitar contestar, al ser preguntado sobre su estado de ánimo, que se sentía como "un conejillo de Indias".

Benegas y el resto de los ejecutivos consideraron que con la notita y el chorro de declaraciones la parte política estaba cubierta y se olvidaron durante horas del impacto emocional que asolaba las filas socia listas. Bastante tenían con prestar atención a los expertos en finanzas del partido, que iban acotando el informe pericial y elaborando sus propias conclusiones. "Estos peritos han seguido la línea argumental de Van Schowen [ex contable de Filesa que destapó el asunto] y colocan las piezas para que les cuadre sin que haya justificación documental", se desesperaba Germán, mano derecha de Marugán.

A las 10 de la noche del martes, un grueso documento descansaba en las mesas de Benegas y Marugán, elaborado por sus técnicos en réplica al informe de los peritos. El trabajo técnico llega a la conclusión deseada por la ejecutiva. "Cuando se produzca el juicio podremos demostrar que no hay pruebas que conduzcan al PSOE, a Navarro o a Sala hacia la comisión de delitos", concluyó uno de los técnicos.

Alfonso Guerra no había participado directamente del ir y venir de despachos, calculadoras y cotejos permanentes del informe. Recibia información permanente de Benegas y Marugán. Ante la conclusión final, se reafirmó en el discurso que tenía previsto para la noche del jueves en León. "El PSOE no tiene nada que ver con una empresa que se llama Filesa".

Fuera de los muros de Ferraz se quería creer que el informe no era una sentencia pero costaba mantener el tipo, sobre todo en el Parlamento.

Los populares pasaron un martes feliz. El entusiasmo les llevó a que todos sus oradores en la tribuna del Congreso de los Diputados, hablaran de lo que hablaran, no se retiraran a su escaño sin llamar corruptos a los "señores socialistas". Remataron la función el miércoles abandonando el hemiciclo después de llamar corrupto al ministro José Borrell. "Cuando nos llaman corruptos, nos agarrotamos", reconocía un veterano socialista.

"¿Felipe no ha dicho nada?", se preguntaban los parlamentarios durante el martes y el miércoles. Había que esperar al jueves para que en la Universidad Autónoma pusiera las cosas en su sitio. González había tomado el mismo lunes la decisión de anunciar que habría responsabilidades políticas al margen del proceso judicial. Lo que no estaba en el guión era que se presentara como máximo responsable del asunto.

Minutos después de que los estudiantes increparan al presidente la noticia corrió como la pólvora entre ministros y diputados que asistían al pleno. Alejandro Cercas, José Barrionuevo, Virgilio Zapatero, José Felix Saénz Lorenzo, Javier Rojo, José Bevia y Carmen Romero forma de lo que conocía -"le han llamado golfo y ladrón"- y a la esposa del presidente se le ensombrecía el gesto.

"Están abucheando a Felipe en la universidad", transmitía un diputado extremeño por las filas del PSOE, mientras que el ministro de Defensa, Julián García Vargas, defendía la ley de plantillas. La fila de los andaluces requería más datos. "¿Son fachas?". "No se sabe, pero Felipe se está defendiendo muy bien, no le han callado". Un director general formuló con cierta ingenuidad una pregunta de cajón en otros tiempos del PSOE. "¿Y dónde estaban los nuestros; las Juventudes, el profesorado...?". No hubo respuesta.

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