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Joseph Kleihues: "Me cortaría las manos antes de dañar Santiago"

El arquitecto alemán defiende su polideportivo de Compostela

"Me cortaría las manos antes de dañar Santiago", dice el arquitecto alemán Kleihues. Hasta este punto tremendo han llegado las cosas por una nueva construcción de Santiago. Joseph Kleihues, un prestigioso profesional, autor e inductor de grandes obras arquitectónicas, es el responsable del proyecto para un polideportivo que se alza en la perspectiva tradicional de Santiago trazada desde el parque de la Herrería. La obra de Kleihues se encuentra ahora paralizada (ver EL PAÍS del 9 de marzo) por decisión de la Comisión de] Patrimonio, que estima que su cornisa rebasa en 2,80 metros la altimetría pactada.

Como suele ocurrir con un plan especial de reordenación urbana, restauración, protección y construcción de nuevos edificios de la amplitud e intensidad que ahora trata de mejorar la ciudad jacobea, las discusiones profesionales y vecinales no faltan. Existen respecto al uso peatonal de algunas zonas con protestas de comerciantes y han surgido al emerger la arquitectura de edificios nuevos con factura moderna. El alcalde ya dijo una vez que así como Santiago había pasado históricamente de tener un perfil arquitectónico del románico a otro del siglo XVIII, su mandato introduciría, en parte, la fisonomía de una buena arquitectura moderna. Esta ha sido la guía que ha inspirado los encargos a arquitectos nacionales -desde Moneo a Helio Piñón y Viaplana-, una mayoría de gallegos y algunos internacionales, como el mismo Kleihues y el portugués Alvaro Siza, que ha proyectado el Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Tanto Siza como Kleihues intervinieron el lunes en la Academia de Bellas Artes, en Madrid, para exponer, junto al alcalde Xerardo Estévez, las directrices del plan especial.Álvaro Siza confiesa que ante su edificación ha observado algunos gestos atónitos de transeúntes, pero no ha observado protestas. La protesta sobre el edificio de Kleihues concentra actualmente el conflicto más duro. ¿Rebasa efectivamente en casi tres metros la altura acordada con la Comisión del Patrimonio que conduce lago Seara, a su vez arquitecto? Lo niegan y no lo niegan. El arquitecto alemán, sin embargo, refuta que ello perturbe perspectiva alguna. Sus declaraciones sobre el amor que profesa a la ciudad llegan a ser vehementes. En cuanto a la calidad del edificio, Siza no duda sobre su pertinencia: "Yo no encuentro fundamento arquitectónico a la polémica".

Batalla y tensión

¿Se trata, por tanto, de un secreto enfrentamiento político entre la alcaldía socialista de Santiago y la Xunta del PP? Tampoco. El Ayuntamiento de Santiago cansa declarando que sus relaciones con la Xunta de Fraga son inmejorables. La tensión ha saltado directamente entre la Comisión del Patrimonio, integrada por personalidades de la cultura, de la arquitectura y de la política, y el consejo municipal. Y entre ellos la batalla se refiere no ya al valor del edificio, sino a su efecto trastornador o no derivado de su altura. El asunto empieza a trasladarse hacia un terreno donde, al cabo, la política deberá encontrar salida, pero, entretanto, vibra el conocido debate sobre el valor de lo nuevo y de lo viejo, la importancia de lo antiguo sobre las aportaciones estimables de lo contemporáneo. Y esto sin contar la posición de la empresa concesionaria de la explotación del aparcamiento subterráneo, sufragadora de las obras, que vería reducidas sus plazas de explotación en caso de que se decidiera hundir el complejo.Joseph Kleihues opina que el deseo de rebajar su estructura responde al principio de que hay que hundir o humillar lo nuevo en veneración mitológica del pasado. Hace unos cuatro años, él mismo escribió un artículo sobre la ciudad de Santiago de Compostela resaltando que sus elementos de identidad, en cuanto materiales, podían sintetizarse en la presencia del granito, el hierro forjado y la madera lacada, pero en su obra él mismo ha empleado como enlace tan sólo el revestimiento de granito. En las directrices para la construcción del polideportivo se especificaba que la cubierta sería de teja y las ventanas angostas, al modo gallego; su cubierta es de cobre y las ventanas relativamente amplias. Se reconocen, sin resistencia, estas desviaciones, tanto por parte del autor como de la alcaldía. Y en cuanto a la altura, técnicos próximos al Ayuntamiento sostienen que la rasante respeta la primacía de "la biblioteca nueva de Fonseca", aunque no descartan que efectivamente se haya producido un malentendido. Porque por biblioteca nueva de Fonseca parece que pueden entenderse dos construcciones distintas. Una de los años cuarenta, la más nueva, inferior en altura al polideportivo, y otra, del siglo XVIII, con la que se amplió el palacio renacentista de Fonseca y llamada, a su vez, "biblioteca nueva de Fonseca" en un tratado de Bonet Correa sobre el barroco gallego y tomada como referencia por Kleihues, superior. ¿Quién tiene razón?

Llegados a este punto de las inversiones, los promotores desean tratar el asunto en rigurosos términos de arquitectura. Es decir, ¿vale o no vale el edificio tal como está?, ¿puede acometerse el derribo de esa obra por no ajustarse a un pacto e incurrir, por tanto, en graves perjuicios económicos si, de otra parte, es un bien para la ciudad? El debate -apremiante- se abre mientras, por el momento, se han cerrado las obras.

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