El tendón del cuello
La danza moderna japonesa conocida Como butch tiene muchos cultivadores occidentales, y entre ellos, Andrés Corchero tiene un puesto. Es de los pocos que se marchó hasta Tokio para trabajar con los maestros originales, como Katsuo Oono, mentor que ha marcado aljoven barcelonés hasta conseguir un sorprendente dominio de su cuerpo y expresión.Su unión con Feliu Formosa ha producido un espectáculo de cámara riguroso, transparente y honesto, donde la economía de recursos se vuelve síntesis poética sobre un principio de entrega absoluta y generosa. Los sentidos poemas de Jaime Gil de Biedma sirven de base temática y de motivación a una dura atmósfera donde ese animal amante -el bailarín-, navega herido y solitario, ausente.
A un poeta futuro
Coreografía, luces y danza: Andrés Corchero; voz: Feliu Formosa. Poemas de Jaime Gil de Biedma. Teatro Pradillo, Madrid. 12 de marzo.
La transitoria y cruel belleza que evocan los versos termina por imponerse en la sala, que queda ilusoriamente poblada de espectros y palabras indefensas. El poeta habla de encuentros furtivos, cuerpos desnudos y sábanas sucias, una, especie de dolor físico que se sobrepone al dolor moral como un velo, mientras el artista cae y se levanta en una especie de expolio, de castigo.
La fatiga triunfal del que amó termina por apoderarse incluso de la voz de Formosa, con un castellano no perfecto, pero melódico y dicho sobre un acento en que puede adivinarse el del escritor muerto. Esta obra es una feliz concatenación de la palabra y la danza, donde, huyendo de todo encuentro literal, la una se sirve de la otra, se abrazan y se funden hasta un final tristemente heroico e irónico que deja abierta una larga grieta. Si el poema No volveré a ser joven habla crudamente de la obra teatral de la vida y de su único argumento posible: envejecer y morir, la pieza de Corchero y Formosa lo revela en menos de una hora con elocuencia magistral.
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