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La CE crecerá sólo un 0,8% en 1993, según Christophersen

"La tasa de crecimiento de la Comunidad Europea en 1993 será inferior al 1%, o incluso inferior al 0,8% si se tienen en cuenta las cifras que llegan de Alemania y de Francia", afirmó ayer el danés Henning Christophersen, vicepresidente de la Comisión Europea y comisario responsable de Asuntos Económicos. Christophersen, que participó en Barcelona en unas jornadas sobre el impacto de la Unión Monetaria Europea, apostilló: "Estamos al borde de una recesión que podría llevarnos de lleno a una crisis política en la Comunidad Europea y en el conjunto de Europa".El vicepresidente europeo alertó sobre las consecuencias de la crisis de confianza en el Sistema Monetario Europeo (SME), y advirtió: "Hay que darle credibilidad política al Sistema, no basta con que posea los mecanismos técnicos adecuados". Christophersen no quiso aventurarse a pronosticar cuáles serán las conclusiones del comité de gobernadores de los bancos centrales de la CE en el informe que elaboran sobre el funcionamiento del SME. Sin embargo, hizo especial énfasis en la necesidad de una mayor coordinación de las políticas macroeconómicas como solución de fondo.

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Christophersen admitió que el aumento del paro es un factor que entorpece el proceso de convergencia, aunque reiteró su tesis de que el presidente de la Comisión, Jacques Delors, fue "mal interpretado" en España cuando se refirió al lastre que para la economía española suponía la existencia de tasas de paro excepcionalmente elevadas. A renglón seguido mostró su convicción de que la Comisión Europea cree que España "puede participar en la tercera fase de la unión monetaria desde el principio".

Hizo también un llamamiento a una bajada generalizada de los tipos de interés en Europa como medida "fundamental" para recuperar la senda del crecimiento económico, aunque advirtió que esta bajada debía ser gradual.

Christophersen consideró "intolerable" que algunos países tengan que soportar tipos reales del 7% y el 8%, en clara alusión a Francia, que pese a tener controlada la evolución de la inflación, no puede bajar sus tipos de interés mientras no lo haga el Bundesbank.

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