Rojo, sugiere renegociar algunas exigencias del Tratado de Maastricht
El gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, insinuó ayer la posibilidad de que España "no pueda ingresar en la Unión Monetaria Europea en un primer momento", y afirmó que podría ser oportuno revisar o renegociar el nivel de exigencia de algunos de los criterios de convergencia aprobados en Maastricht para hacerlos más flexibles y conceder mayor margen de maniobra a las economías europeas.
A juicio de Rojo, determinadas exigencias del Tratado de Maastricht, aprobado en un momento alto del ciclo económico, pueden acentuar la crisis en algunos países y entorpecer su camino hacia la convergencia.El gobernador hizo estas manifestaciones en Barcelona, en un seminario sobre la unión monetaria europea. Horas antes, en el mismo marco, el vicepresidente de la Comisión Europea, el danés Henning Christophersen, descartó esta renegociación, aunque abogó por una lectura amplia -"no economicista", dijo- de estos criterios para facilitar su cumplimiento y tener en cuenta la incidencia de los cielos económicos.
El ministro de Economía, Carlos Solchaga, por su parte, recordó que el Gobierno ha tomado "una clara decisión política" en favor de la profundización de la convergencia europea, aunque admitió que es una opción que podía ser "discutible". Solchaga reconoció también que "cada vez más gente está pensando si deben reconsiderarse los objetivos del plan de convergencia europea, especialmente el nivel numérico de los criterios".
La idea lanzada por Luis Ángel Rojo refleja no sólo el temor a agravar la crisis que sufren las economías europeas, sino también a que la recesión cree "una creciente divergencia" entre los Doce. Rojo no descartó la posibilidad teórica de que España no pueda ingresar en la unión monetaria europea en un primer momento", aunque apostilló que es "perfectamente posible" que esté entre los países de cabeza.
Un 'ecu duro'
Carlos Solchaga aprovechó su intervención para profundizar en el análisis los defectos del actual Sistema Monetario Europeo (SME) y resucitar la propuesta de que éste se centre en torno a un ecu duro, ligado siempre a la moneda más estable de la comunidad. El verdadero problema del SME "ha sido que el marco alemán conservara íntegra e intacta su tradicional función de ancla del sistema en un periodo en el que Alemania debía dar prioridad a la resolución de problemas internos de trascendencia histórica y en el que otros países, especialmente Francia, seguían una trayectoria económica más sólida", dijo el ministro.Como alternativa a esta situación, Solchaga sugirió retomar de alguna manera una vieja propuesta inglesa -ya apoyada en su día por España- consistente en crear "un sistema más policéntrico en el que la moneda clave o ancla sea la del país que, teniendo la dimensión suficiente, resulte más estable". Para que esto sea posible deben cumplirse dos requisitos. El primero, que "ninguna moneda nacional, ni siquiera el marco alemán, debe tener garantizado un derecho natural a no ser nunca devaluada". El segundo, que los bancos centrales de los países más importantes, especialmente Francia, "deben disfrutar de inmediato de un grado de autonomía similar al del Bundesbank".
Respecto a los ataques que sufre la peseta, el gobernador del Banco de España manifestó que "mientras el sistema no reviente, la moneda española debe mantenerse en él", y añadió que "no hay ninguna razón para pensar en una próxima devaluación".
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