Guerra intenta sin éxito que González respalde el contenido actual del proyecto de ley de huelga

El presidente de] Gobierno, Felipe González, y el vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, se mantuvieron ayer en sus posiciones diferenciadas sobre el proyecto de ley de huelga. Mientras González se amparó en el respeto al Parlamento para dejar abierta la posibilidad de que el proyecto de ley de huelga se modifique en el Senado, Alfonso Guerra le requirió que no se altere el acuerdo alcanzado entre la dirección del PSOE y los sindicatos sobre dicho proyecto. González, en la reunión de la ejecutiva del PSOE de ayer, recibió también reproches de Guerra por no traducir en política de "manera adecuada" el mantenimiento de un plan de austeridad como es el de convergencia económica.

Las críticas de los dirigentes socialistas a Felipe González fueron más generalizadas en un terreno más concreto: no haber estado más agresivo con el presidente del Partido Popular (PP), José María Aznar, en el debate del 2 de marzo sobre el paro.La Comisión Ejecutiva del PSOE se reunió ayer por vez primera desde la celebración, los días 23 y 24 de enero, del comité federal del partido. En este periodo se han producido algunos acontecimientos muy importantes sobre los que la ejecutiva socialista tenía pendiente debatir y pronunciarse: la polémica sobre el proyecto de ley de huelga, el impacto del programa de convergencia económica, sobre el que ha apostado decididamente el Gobierno durante la recesión, y el papel del PP, que durante este periodo ha conseguido su auge, con la celebración de su congreso y la publicación de la macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que le ha dejado a sólo cuatro puntos del PSOE.

La ejecutiva federal del PSOE estuvo reunida durante algo más de tres horas para escuchar del coordinador del programa, Francisco Fernández Marugán, los pasos que se habían dado ya y debatir la estrategia política inmediata. La posibilidad de introducir modificaciones en la ley de huelga, actualmente en el Senado y con el trámite abierto de presentación de enmiendas, fue un asunto introducido por el vicesecretario general, Alfonso Guerra, en un discurso global sobre el daño que al PSOE le producía la actitud "deslegitimadora" de los sindicatos hacia la política gubernamental.

El vicesecretario general del PSOE señaló la necesidad de que la dirección del partido pudiera llegar a acuerdos con las centrales sindicales y, en particular, precisó que sería muy contraproducente alterar el acuerdo sobre la ley de huelga al que habían llegado las centrales con el Grupo Parlamentario Socialista.Acuerdo "magnífico"

Felipe González calificó de "magnífico" el acuerdo alcanzado entre la dirección del PSOE y los sindicatos, pero aludió al Parlamento para no contestar a los requerimientos del vicesecretario general, Alfonso Guerra, de que el acuerdo no debía sufrir modificaciones. Según las fuentes informantes, González intentó que no hubiera contradicciones entre él y Guerra, y, por ello, en vez de responder directamente a las alusiones del número dos, señaló que, ante todo, había que respetar una institución básica como es la parlamentaria.De ese modo, González dejó la puerta abierta a que se introduzcan modificaciones en el Senado, como ya adelantó en sus intervenciones ante el empresariado convocado por la Asociación del Progreso para la Dirección (APD) y, posteriormente, en su intervención ante los militantes socialistas en Toledo, los pasados días 25 y 26 de febrero respectivamente.

En el terreno de la política económica, Alfonso Guerra se mostró de acuerdo con Felipe González y su Gobierno en mantener el programa de convergencia económica y las medidas de austeridad que lo acompañan, pero pidió que no se "dogmatizara" con las variables macroeconómicas y que se explicara con un discurso político elaborado lo que se estaba haciendo y por qué.

El debate sobre el paro celebrado el pasado martes consumió un abundante turno de intervenciones, en las que se produjo casi unanimidad al considerar que Felipe González debía haber estado más duro con el presidente del PP, José María Aznar. Tan sólo el dirigente socialista catalán, Raimon Obiols, consideró que la actuación de González había sido la correcta."Intervención medida"

El presidente del Gobierno explicó que su intervención, carente de contenidos políticos y de agresividad contra Aznar, había sido muy medida, ya que, de haber arremetido contra el líder del PP, el resultado hubiera sido desfavorable para los socialistas. Según González, se habría convertido a Aznar en una "víctima", y la opinión pública hubiera percibido que, en un problema tan grave como el paro, el presidente del Gobierno se había dedicado a intentar humillar a Aznar. Auguró que la sociedad juzgará a los socialistas "por su rigor y su seriedad".

Las fuentes informantes señalaron que Alfonso Guerra puso más énfasis en la importancia del PP que Felipe González. Mientras el vicesecretarío general del PSOE dijo que "nos encontramos ahora ante un rival", el jefe del Gobierno mantuvo una actitud despectiva hacia el líder del primer partido de la oposición, del que insistió que practica "un discurso disparatado y negativo".

En este sentido, el jefe del Ejecutivo señaló las desventajas que los socialistas tenían con el PP en relación a las ofertas que cada cual pueda hacer. González afirmó que, mientras que el partido de José María Aznar podía acariciar los oídos de todos los sectores sociales, el Gobierno debía medir cada una de sus ofertas y, en todo caso, siempre alguien se sentirá perjudicado.

En la reunión, los dirigentes socialistas comentaron también la evolución de las encuestas y constataron que en los últimos dos meses la tendencia descendente del PSOE continúa. En estos momentos, el PSOE estaría en el 35% de los votos y el PP en el 31 %, aunque el dato más relevante para la ejecutiva es que se produciría un 29% de abstención y existe actualmente un 20% de indecisos.