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Las lágrimas de Dios

"¿Sabrías mi nombre si te viera en el cielo? ¿Serías el mismo si te viera en el cielo? ¿Cogerías mi mano si te viera en el cielo? ¿Me ayudarías a quedarme si te viera en el cielo? Debo ser fuerte para soportarlo, porque sé que mi lugar no está en el cielo". Es el emocionado recuerdo de Eric Clapton en Tears in heaven (Lágrimas en el cielo), la canción dedicada a su hijo Conor, que falleció a los cuatro años de edad tras precipitarse al vacío desde el piso 53 de un apartamento de Manhattan el 20 de marzo de 1991. Trágica paradoja para un músico que en 1965 leía en los muros de Londres la pintada Clapton is God (Clapton es Dios). Triste recompensa la de seis Grammys por una carrera de 30 años, con el dolor como argumento.Hoy, mientras Eric Clapton sonríe con su aspecto de profesor y seis gramófonos en los brazos, quizá recuerde una infancia con sus abuelos ejerciendo de padres, su prematuro abandono de los estudios Para dedicarse en cuerpo y alma a la guitarra, sus comienzos con el grupo The Roosters en enero de 1963, como sustituto de un Brian Jones que partía para embarcarse en la nueva aventura llamada Rolling Stones. Prehistoria de una nueva música popular que tiene poco más de tres décadas.

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Eric Clapton nació el 30 de marzo de 1945 en Ripley (Reino Unido), y en el Kingston Art School utilizó a Buddy Holly y Chuck Berry cómo puente para acercarse a lo que sería su pasión: primero a Muddy Waters y Big Bill Broonzy; después a Otis Rush y Freddie King. Al blues.

Y llegaron The Roosters, y los Engineers, y los Yardbirds, grupo fundamental para comprender el tinte negro del pop blanco. Clapton comenzaba a forjar su segunda leyenda -Slowhand (Mano lenta), por su preferencia de la expresión sobre la rapidez en la ejecución guitarrística-, cuando abandonó a los Yardbirds en pleno éxito por ser "demasiado comerciales". Después acompañó a John Mayall antes de formar el trío Cream -supergrupo a la espera de recuperación-, el cuarteto Blind Faith y sumergirse en el pozo de la heroína que casi arruina una carrera que renació en 1974 con el disco 461 Ocean Boulevard.

Además de la droga, también había dejado atrás su experiencia nortemericana, con nombres propios como Delaney & Bonnie y Derek and the Dominoes, con quienes grabó Layla, canción recuperada ahora en el disco Unplugged (Desenchufado), el acaparador de Grammys. Es el regreso del Clapton expresivo, tierno y elemental, que supera una etapa de discos de paso y reencuentra la sencillez inicial mirando a los grandes del blues (Robert Johnson, Big Bill Broorízy, Jesse Fuller...). Aunque a veces, el éxito sólo llegue cuando un jurado escucha el sonido de las lágrimas de Dios.

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