La maquinaria de Ardystil se subastó sin que se indagase su relación con el mal
La Tesorería de la Seguridad Social, dependiente del Ministerio de Trabajo, subastó los bienes de la fábrica de estampación Ardystil cuando la enfermedad ya había sido detectada. Según fuentes de la investigación judicial, la venta de esta maquinaria ha dificultado la reproducción -solicitada por el Instituto Nacional de Toxicología- de las condiciones en las que apareció el síndrome Ardystil. Un informe emitido por dicho instituto destaca el papel del aparato calefactor de la fábrica en relación con la enfermedad, de la que se desconoce todavía el agente causal.
La deuda contraída con el régimen general de la Seguridad Social por la dueña de la empresa de estampación Ardystil, Juana Llácer Soriano, motivó el expediente administrativo que desembocó en la subasta. El monto de la deuda se cifraba en 5.216.595 pesetas. Una providencia autorizó el 21 de julio de 1992 a la tesorería territorial de Alicante la subasta de los bienes muebles de Juana Llácer. La primera subasta se celebró el 6 de octubre de 1992 en Alcoy y quedó desierta. La segunda licitación tampoco encontró comprador. Los bienes enajenados fueron finalmente adjudicados en almoneda en un lote único. El importe ascendió a 211.500 pesetas. Francisco Javier Amat Sánchez fue el adjudicatario. Amat cedió los bienes a la empresa Salvador Gomar, SL, dedicada a la venta de maquinaria textil nueva y usada. La enfermedad se detectó en abril de 1992. Cuando se celebró la primera subasta ya habían fallecido tres personas por causa de este mal, único en el mundo.Los bienes subastados son: cinco mesas de trabajo, nueve pistolas aerográficas, un aparato de calefacción de gasóleo, dos planchas eléctricas, dos máquinas de coser industriales y dos enrolladoras de tela.
Un informe del Instituto Nacional de Toxicología señala: "Hemos sabido que la estufa empleada en la industria era un quemador de llama de gasoil y que hacía circular el aire ambiental por la misma calentándolo de esta manera. Ese calentamiento afectaría no sólo a los compuestos habituales del aire, sino también a los posibles contaminantes derivados de la actividad de la empresa". Este aumento de la temperatura y el contacto con una llama pudo provocar, según dicho instituto, reacciones químicas que dañaron el sistema respiratorio de los trabajadores. "En definitiva, para conocer estos y otros aspectos sería preciso y recomendable la reproducción de las condiciones reales de trabajo. Para ello sería menester reproducir la actividad habitual de la empresa y de la estufa [ ... ] Sin los datos mencionados sólo se podrían efectuar aproximaciones al ambiente laboral por desgracia quizás muy alejadas de lo que era la realidad cotidiana", concluye el informe.
Fuentes de la investigación judicial señalaron que la venta de los bienes ha frenado, de momento, la posibilidad de reproducir las condiciones reales. La investigación sanitaria ha estabiecido que la enfermedad fue debida a la inhalación de los productos tóxicos empleados en la estampación.
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