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43º FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

Billy Wilder: "Volvemos al cine de diálogo

El gran realizador vuelve, con 86 años, a los escenarios de sus primeras películas

Billy Wilder recogerá hoy el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín que le fue concedido hace 13 años. A sus 86 años, el último superviviente de la generación de cineastas europeos que desembarcó en Hollywood huyendo de la barbarie nazi, conserva una considerable lucidez, que, entre otras cosas, le permite reconocer, sin dramatismos, la tiranía absoluta que la taquilla ejerce sobre su oficio. Consecuentemente, el cine actual no le parece ni mejor ni peor que el de tiempos pasados, aunque apuntara que, "afortunadamente, en los últimos tiempos volvemos a lo básico, el diálogo".

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El último berlinés

Wilder se permitió ayer un ejercicio de nostalgia personal en la ciudad donde se inició en el cine, de la que tuvo que huir y a la que volvió varias veces después de la guerra. Por la mañana, desafiando la nevada que caía sobre Berlín, se reunió con el actor Horst Bucholz bajo la puerta de Brandenburgo, con quien rodó en este escenario mientras se levantaba el muro que dividió la ciudad en 1961, la película Un, dos, tres.Luego visitó la redacción del periódico B.Z para el que había trabajado como reportero en su juventud. Y a última hora de la tarde concedió una conferencia de prensa en la que, saltando del alemán al inglés, rebuscó en su memoria, lanzándose, en varias ocasiones, a una especie de persecución de sus propios recuerdos que a menudo parecía ir al margen de las preguntas concretas que se le hicieron.

Contó, por ejemplo, cómo Montgomery Clift se negó, en el último momento, a hacer el papel protagonista en Sunset Boulevard, que finalmente realizó William Holden. "Tres días antes tuvo miedo", dijo, "según su agente temía que lo fueran a encasillar en papeles de gigolo". "De todos modos", añadió, "luego me enteré de que era un tipo con el que era muy dificil trabajar

A otro de los protagonistas de esta película, el también director Erich von Stroheim, lo calificó de "el tipo más cruel que he conocido, arrogante e insoportable, aunque era un buen amigo mío". Pero sobre la protagonista, Gloria Swanson, no tuvo más que alabanzas. Preguntado sobre su actor favorito no dudó ni un segundo en seleccionar a Charles Laughton y tampoco pudo esconder la gran admiración que aún profesa sobre el director Ernst Lubitsch, austriaco como él.

Debarajustes

No quedó claro si prefería el viejo sistema de la época dorada de Hollywood, en el que todos, actores y directores, estaban bajo contrato de los grandes estudios, o la supuesta libertad creativa que trajo su desaparición, pero calificó el sistema actual de "desbarajuste" y criticó el conservadurismo de los productores de hoy en día que "tienen miedo de cualquier cosa nueva y sólo duermen tranquilos cuando han conseguido contratar a una estrella que cuesta millones".

Pero, añadió, "en el cine todo está en función de los resultados y por eso se obsesionan en apostar por resultados ya conocidos porque en último término todo se hace mirando a la taquilla. Si hacen Treck y la gente no va a verla no lo harán más, pero si es un éxito seguirán haciendo Trecks". El oficio de cineasta, según Wilder, exige dos ingredientes: "Una buena preparación y mucha suerte".

Muy elegante y todavía incisivo, durante estos días en Berlín, pese a que se ha dejado ver poco, no ha faltado una ristra de anécdotas que ha ido dejando a su paso. A un periodista italiano le dijo: %Cómo puede ser usted italiano con estos zapatos tan horribles que lleva?".

Billy Wilder es el último Superviviente de la generación de cineastas y artistas centroelaropeos, muchos de ellos de origen judío, responsables de la espléndida serie de películas sal¡das principalmente de los estudios berlineses de Babelsberg, y que tuvo que emigrar a Hollywood tras la llegada del nazismo. Nunca más volvieron al viejo continente y su posible escuela de cine se rompió allí.

Hace unos meses, estos estudios que ahora, tras la unificación alemana, han sido privatizados y pretenden recuperar su tradición, le concedieron el premio Félix europeo por la totalidad de su obra. No pudo entonces acudir a recogerlo, aunque mandó un vídeo en el que, entrevistado por Jack Lemmon, uno de sus actores favoritos, recordaba su juventud en Alemania.

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