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Costus, una trágica historia de amor y arte

La Casa de América expone la obra de la pareja que inspiró la movida madrileña

Rocío García

La actividad artística de Enrique Nayas y Juan Carrero no se puede entender sin la apasionante y trágica historia de amor que vivieron a lo largo de 15 años. El inquietante y transgresor estilo personal de Costus, nombre artístico de la pareja, se expone a partir de hoy y hasta el próximo 11 de abril en la Casa de América de Madrid (paseo de Recoletos, 2) a través de 70 obras que reflejan su trayectoria. Auténticos pilares del movimiento conocido como movida madrileña, Enrique Nayas murió, víctima del sida, en la primavera de 1989, y un mes después, Juan Carrero se suicidó.

La historia de Costus -Enrique Naya (Cádiz, 1953) y Juan Carrero (Palma, 1955)- se inicia en 1975, cuando deciden abandonar Cádiz y llegan a Madrid, donde encuentran la libertad que se les negaba en una ciudad pe queña. Se habían conocido el año anterior en la Escuela de Artes Aplicadas de Cádiz y necesitaban salir de un control social y familiar -Juan era hijo de marino y Enrique de militar- que les coartaba el desarrollo de sus' fantasías vitales y artísticas. "Era lógico que se vinieran a Madrid", recuerda Eugenia Suñer, de la galería Sen de Madrid y comisaria de la exposición, "resultaba realmente chocante en aquella época que dos hombres con el pelo hasta la cintura y vestidos impecablemente de blanco salieran a pasear con su enorme perra Lala por las calles de Cádiz". En Madrid, después de vivir un tiempo separados -Enrique en casa de su tío el coronel José Ignacio San Martín, posteriormente involucrado en el golpe del 23-F, y Juan con su tío el escultor Luis Sanguino, autor de los ángeles guerreros del Valle de los Caídos-, se instalan en la calle de La Palma del barrio de Malasaña, convirtiéndola al poco tiempo en centro aglutinador de la modernidad y verdadera cuna de la movida madrileña. Por allí pasarían Tino Casal, Alaska, Miguel Bosé, Pablo Pérez Mínguez, Carlos Berlanga, Guillermo Pérez-Villalta o Pedro Almodóvar, que rueda en la casa de la calle de La Palma su primera película comercial, Pepi, Luci, Bom... Tras varios cambios y estancias largas en Cádiz y México, la pareja se instaló en 1988 en Sitges (Barcelona), después de descubrir la gravedad de la enfermedad de Enrique. En la primavera del año siguiente, con un intervalo de un mes, Costus desaparecía.

Cuatro etapas

La terrible personalidad de Enrique, el encanto irresistible de Juan y la vistosa imagen de ambos está reflejada, en palabras de Txomin Salazar, de la galería Sen y buen conocedor de la pareja, en la exposición que hoy se inaugura, y que ha contado con la colaboración de la Junta de Andalucía y la Comunidad de Madrid. La muestra recoge una selección de la obra de los pintores expuesta el año pasado en Cádiz, centrada principalmente en cuatro periodos: El chochonismo ilustrado (1978-1981), Pinturas mejicanas (1982-1983), El Valle de los Caídos (1980-1987) y La Andalucía de Séneca (1985-1989). Enrique era monástico, trabajador, poco frívolo y muy minucioso en su pintura; por el contrario, Juan era un gran vividor, más expresionista y psicodélico. Su obra conjunta -en una primera etapa, Enrique pintaba la figura y Juan el fondo, algo que se invirtió posteriormente- reivindica las raíces más tradicionales y profundas de la España de siempre plagada de ironía y mordacidad. Profundamente españoles -despreciaban aquella adoración que existía por todo lo foráneo-, encontraron en la esencia de la cultura popular de nuestro país la inspiración para su obra artística. El folclor, la religión y el poder, bajo el prisma del sarcasmo más feroz, se convirtieron en el eje de su trabajo plástico.La exposición que hoy se inaugura en la Casa de América de Madrid. exhibe desde un retrato de Carmen Polo, la viuda de Franco, o la Virgen de la Macarena, o Carmen Sevilla, o Lola Flores, hasta la serie más espectacular de Costus, El Valle de los Caídos, con su particular interpretación de cada una de las imágenes religiosas existentes en dicha basílica madrileña. Son setenta obras en la que a través de su colorido, estética kitch, humor y un punto de crueldad, se da a conocer la cultura de lo que algunos llamaron movida madrileña y cuyos restos serán hoy debatidos por algunos de sus más famosos protagonistas: el cineasta Pedro Almodóvar, la cantante Alaska y el periodista Borja Casani.

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