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Un incendio en la planta atómica de Chernóbil reaviva el recuerdo de la tragedia de 1986

Pilar Bonet

La central nuclear ucrania de Chernóbil, escenario en abril de 1986 del accidente nuclear más grave de la historia, que contaminó gran parte de Europa y obligó a desalojar a decenas de miles de personas, sufrió un incendio en uno de sus edificios auxiliares el martes por la noche, según manifestaron ayer portavoces oficiales ucranios. El nuevo siniestro, sin mayor importancia según esas mismas fuentes, ha vuelto a desencadenar sin embargo el temor en la cercana ciudad de Kiev, la capital del país, cuya población está muy sensibilizada por los problemas de la central.

El incendio, apagado en el curso de una hora, sucedió poco antes de la medianoche en un departamento que alberga cables de alta tensión, sobre los cuales se habría filtrado nieve derretida desde el tejado. Según la información oficial, el incendio no afectó en absoluto a las áreas nucleares y el nivel de radiación en la zona no se alteró en ningún momento.De los cuatro grupos generadores de que consta la central nuclear de Chernóbil, dos siguen en funcionamiento, mientras que los otros dos han quedado fuera de servicio tras sendos accidentes. El reactor número cuatro quedó totalmente destruido en la catástrofe de 1986 y ahora se encuentra cubierto por un enorme sarcófago que debería proteger el medio ambiente de las radiaciones durante 30 años, pero que probablemente tendrá que ser sustituido antes: las dificultades con que tuvo que construirse a toda prisa, en un medio altamente radiactivo, hizo que naciera con un gran número de boquetes y fisuras. El reactor número dos está paralizado desde octubre de 1991 a causa de un grave incendio y nunca volverá a funcionar por los elevados costes de la reparación.

El Parlamento ucranio decidió en esta misma fecha clausurar definitivamente toda la central para finales de 1993, pero los dirigentes del país están considerando ahora la opción de un intensivo desarrollo de la energía nuclear, dada la grave situación energética en la repúblicá, castigada por la drástica reducción de los suministros de petróleo y gas procedentes de Rusia. Actualmente, entre el 30% y el 40% de la energía que se consume en Ucrania es de origen nuclear.

La crisis energética ha sido una de las razones invocadas por los políticos de Kíev para reclamar a Rusia una participación en las ventas del plutonio que se obtenga al desmontar las cabezas nucleares situadas en territorio ucranio.

Los encarecidos suministros de petróleo ruso, fundamentales para el funcionamiento de la industria de Ucrania, son uno de los temas más enconados en las relaciones entre los dos países y serán tratados en la próxima cumbre que mantendrán los presidentes Borís Yeltsin y Leonid Kravchuk mañana en Moscú. Ucrania ha pedido 45 millones de toneladas de petróleo a Rusia, que, por su parte, ha prometido sólo 15 millones de toneladas, de los cuales sólo ha garantizado 7,5 millones, según manifestó el primer ministro ucranio, Leonid Kuchma.

De la gravedad de la crisis energética da idea el hecho de que la industria metalúrgica ha agotado ya sus reservas de carbón y los sindicatos han pedido a los mineros que trabajen los días festivos para impedir la parálisis de los altos hornos.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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