El FMLN pide a la ONU que respalde la depuración del Ejército salvadoreño

El dirigente del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) Shafick Handal afirmó en la noche del martes que su organización espera el dictamen del propio secretario general de las Naciones Unidas, Butros Gali, sobre la polémica que opone desde varios días al FMLN al Gobierno salvadoreño respecto de la depuración del Ejército, y que pone seriamente en peligro el proceso de paz.

Handal afirmó que se trata de un problema "trascendental para la construcción de la democracia y la paz" en El Salvador, y aseguró que no se puede permitir que se obstaculice "el reencauzamiento democrático de la institución militar".Las Naciones Unidas habían exigido del presidente salvadoreño, Alfredo Cristiani, que procediera, antes del 31 de diciembre pasado, a la depuración de más de 100 oficiales de las Fuerzas Armadas acusados de graves violaciones de los derechos humanos. Esta evaluación ha sido hecha sobre la base del trabajo de una comisión formada por tres juristas designados de común acuerdo por todas las partes en conflicto.

Las autoridades salvadoreñas, sin embargo, se han limitado a algunos cambios menores, y pidieron anteayer a la ONU que la operación de depuración sea escalonada hasta mayo de 1994. Esta propuesta fue presentada oficialmente en Nueva York a altos funcionarios de la organización internacional por Oscar Santamaría, ministro de la Presidencia, y el general Mauricio Vargas, subjefe del Estado mayor Conjunto.

Desmentido del FMLN

Handal desmintió en la noche del martes que su organización hubiera alcanzado un acuerdo secreto con el Gobierno al respecto, como se comentaba en medios diplomáticos. "Aquí está el FMLN expresando lo que tiene que afirmar por sí mismo y no tenemos portavoces en el cuerpo diplomático", recalcó, antes de subrayar que los acuerdos firmados bajo la supervisión de la ONU deben ser cumplidos sin condiciones y a rajatabla.El FMLN había calificado anteriormente de "ofensivo" el simulacro de depuración promovido por Cristiani, y asegurado que esta situación demostraba que "en el interior de las Fuerzas Armadas se encuentra el sector más reacio a cumplir con los acuerdos". Los dirigentes de la organización guerrillera, hoy en proceso de desmovilización, han decidido, mientras no se resuelva la polémica, postergar la destrucción de 150 misiles tierra aire en su poder.