Los retos del golfo Pérsico

Pese a las estridentes amenazas de venganza, Irak trataba ayer de impedir que el derribo de uno de sus aviones de combate desatase una nueva crisis con Estados Unidos, que ayer ordenó a su portaaviones Kitty Hawk que navegue hacia el Golfo Pérsico desde las costas de Somalia. Nizar Hamdún, embajador ante la ONU, describió el incidente del domingo como "una agresión", pero negó que Irak quiera poner a prueba la determinación de Washington.El derribo del Mig iraquí por un F-16 norteamericano en la zona de exclusión aérea impuesta por las fuerzas aliadas al sur del paralelo 32 hace cuatro meses se suma a otro elemento que alarma a Occidente. La declaración de Teherán de que está, dispuesto a ir a la guerra contra los árabes del golfo Pérsico confirmó que las mayores reservas de petróleo del mundo están en. una región muy volátil.

"Irak no está interesado en agudizar la situación o en crear una crisis. Irak quiere detener toda esta política que persigue debilitarlo aún más. Esto no contribuye a la causa de la paz y estabilidad en la región", declaró Hamdún en una entrevista con la televisión británica BBC. Sus palabras marcaron un notable contraste con el tono desafiante adoptado por Bagdad para consumo interno.

Hamdún fue incluso más allá en su moderación al declarar que Bagdad cooperará con la ONU para que la ayuda humanitaria llegue a los kurdos del Norte. Fuentes de la ONU confirmaron ayer en Nueva York la oferta iraquí.

"Acto cobarde"

La prensa gubernamental calificó el derribo del Mig como un "acto cobarde" perpetrado por George Bush antes de dejar la Casa Blanca "y ser arrojado al basurero de la historia". En línea con la advertencia oficial de que Bagdad se reserva el derecho de responder "en el momento y las circunstancias apropiadas", el diario Al-Yumhuria dijo que "este nuevo acto criminal no quedará impune". Al Qadisiya, órgano del Ministerio de Defensa advirtió que "los agresores pagarán un precio muy elevado".

Retórica aparte, Bagdad parecía resignado a capear el temporal a fin de impedir que Bill Clinton inaugure su mandato con una nueva y enérgica acción contra Irak. Esa actitud se registró después de que el presidente electo de Estados Unidos hiciera suyas las advertencias de Bush a Sadam Husein. En un discurso en su ciudad natal de Arkansas, Clinton dijo que apoya plenamente Ios esfuerzos para obligar a Irak a cumplir con las resoluciones de la ONU".

La zona de exclusión aérea fue impuesta por EE UU, el Reino Unido y Francia el 27 de agosto detener a la fuerza aérea iraquí en su implacable operación contra focos de rebelión shií en el sur. Esa campaña, así como la segunda zona de exclusión, en el norte, para proteger a los rebeldes kurdos, no ha sido formalmente aprobada por la ONU. Tarek Aziz, vicepresidente iraquí, subrayó ayer que Bagdad "considera un atentado contra su soberanía" la imposición de la zona de exclusión aérea, y que su país no reconoce la prohibición de vuelo.

Ayer no se conocía la suerte del piloto iraquí, pero todo parece indicar que pereció cuando su aparato fue alcanzado por un misil aire-aire. "He oído que esto podría ser algún tipo de prueba. Creo que esos F-16 le mandaron a Sadam un mensaje bastante claro", comentó Bush.

Para su sucesor, Irán tiene reservado otro tipo de prueba. Enfrascado en el contencioso con los Emiratos Árabes Unidos (EAU) sobre la soberanía de la estratégica isla de Abu Musa y los islotes de Tumb, Irán dice que está dispuesto a ir a la guerra con el mismo tesón con que combatió contra Irak durante ocho años.

Rafsanyani, cuyo país se ha embarcado en un ambicioso plan para modernizar sus Fuerzas Armadas, que incluye la compra de tres submarinos soviéticos, advirtió a sus vecinos árabes: "Irán es mucho más fuerte. Para tomar estas islas tendréis que cruzar un mar de sangre".