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Ciudadano portador

Milagros Pérez Oliva

La rápida comercialización de tests y marcadores capaces de identificar a los posibles afectados por una enfermedad está provocando la aparición de tres categorías de ser humano: el sano, el enfermo y el portador susceptible de marginación, según Marcel J. Mélangon, experto en bioética de Quebec. Frente al peligro de que se instaure una nueva estratificación social por razones genéticas, sólo cabe, según Mélançon, la solidaridad genética. "Los avances genéticos deben ser saludados como un progreso muy importante para la humanidad en su batalla contra la enfermedad, pero a condición de que sean usados correctamente", según el profesor Philip L. Bereano, profesor de Tecnología de la Universidad de Washington. Y no siempre los avances médicos se utilizan para el progreso social. A veces, según Noële Lenoir, sirven para consolidar una medicina del deseo, como el caso de la fecundación artificial de mujeres de 60 años. "La sociedad debe discutir si éste es él uso que quiere de los avances técnicos".

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El futuro estatuto del cuerpo humano debe partir de principios esenciales para evitar la dificultad que representa abordar este problema desde perspectivas culturales diferentes, según Noële Lenoir: "En primer lugar, el de libertad. Ninguna práctica médica debe realizarse sin un consentimiento informado por parte del sujeto". El de igualdad, para que ni la medicina ni la biología sean utilizadas para acentuar la desigualdad entre las personas. Y finalmente, el principio de integridad: toda persona debe tener derecho a rehusar intervenciones médicas que considere que atentan contra su integridad.

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