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EL FUTURO DE EUROPA

El Reino Unido ofrecerá hoy a España aumentar los fondos de cohesión

Lluís Bassets

Todas las cartas están ya boca arriba. El Reino Unido ofrecerá hoy a España un aumento del Fondo de Cohesión de 1.250 millones ecus (175.000 millones de pesetas) durante los siete próximos años, en un proyecto de perspectivas financieras que constituye un auténtico ejercicio de virtuosismo contable. Sin variar ni una cifra de los ingresos y sin aumentar los gastos, la presidencia británica de la CE ha conseguido el milagro de aumentar una pizca los fondos estructurales y arreglar una oferta apañada para España, el principal valedor de un presupuesto más generoso para los países "menos ricos o de la cohesión", como se dice eufemísticamente. Una fuente de la presidencia del Gobierno aseguró que era total mente inaceptable y manifestó su extrañeza por la tardía reacción de la presidencia británica, que debía haber presentado su propuesta en el cónclave o reunión de ministro de Exteriores del pasado martes. El techo presupuestario del 1,2% del PIB se mantiene congelado durante los próximos tres años.Los trucos contables para encontrar 1.250 millones de ecus en un presupuesto de por sí muy ajustado consisten en mermar los márgenes de imprevistos, las acciones externas y las políticas internas en unas centésimas cada año. Major pretende contentar a González alimentando el egoísmo nacional pero sin atender lo más mínimo la filosofía general defendida por los cuatro de la cohesión (Portugal, Irlanda, Grecia y España) y por la Comisión, consistente en defender un presupuesto para Maastricht. En términos literales la última propuesta británica es un presupuesto sin Maastricht capaz de contentar a España. [El Parlamento portugués ratificó ayer por una amplia mayoría el Tratado de Maastricht].

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Los grandes conflictos parecen haber hallado el camino de una solución basada en el ingenio, como es el caso de la salida jurídica y política al embrollo danés, y en el minimalismo, como es la polémica subsidiariedad que debía cortar las alas de la Comisión Europea. El éxito o fracaso del Consejo Europeo que empieza esta mañana en Edimburgo depende tan sólo ahora de la generosidad presupuestaria británica y de la flexibilidad española.

Un éxito mediocre

Si hay acuerdo, y todo indica que los máximos responsables de los Doce quieren que lo haya, el éxito se antoja ya que será también mediocre y que la crisis que atraviesa la Comunidad no quedará cerrada. El talento profético del presidente de la Comisión, Jacques Delors, proporcionó un adelanto del día después de Edimburgo, cuando aseguró que prefería el estallido a una crisis latente "envuelta en los laureles rosados de la autocomplacencia".

Las cuestiones que no permiten componendas, como el compromiso de Washington sobre el GATT, el lamentable estado en que ha quedado el Sistema Monetario Europeo tras la salida de la lira y de la libra y de dos cambios de paridades o el reconocimiento de Macedonia, se diluirán en la enorme agenda de discusiones que tienen ante sí los Doce. Podrán así arrancar soluciones de compromiso en los dos temas urgentes -Maastricht y el paquete Delors II y la inmediata apertura de conversaciones de adhesión con Austria, Suecia y Finlandia-, lanzar planes y proclamas sobre re lanzamiento económico y a la confianza y diluir el resto.

La fórmula para Dinamarca está casi lista para recibir las bendiciones de los Doce: los cinco documentos daneses no revisan ningún punto del Tratado de Maastricht y no necesitan de una nueva ratificación. Son una reiteración explicativa e interpretativa sobre el estatuto especial de Dinamarca dentro de la Unión Europea, jurídicamente vinculante para los daneses, que no da lugar a generalizaciones para otros países. Lo mismo sucede con la subsidiariedad y con la transparencia, dos conceptos especialmente importantes para los propios daneses y para los euroescépticos británicos.

En cuanto a las perspectivas financieras de la CE o paquete Delors II, su aprobación por parte del Consejo Europeo no garantiza el fin de la crisis presupuestaria.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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