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Vivir momento

Cuando llegué al teatro de La Moné contratado como bailarín con el Ballet Siglo XX, Jorge Donn fue a la primera persona que conocí y me impresiono. Desde entonces entre nosotros siempre hubo comunicación, a nivel profesional y personal. Dos de los más importantes ballets de mi carrera los compartimos: Romeo y Julieta y Nijisky clown de dieu, en este último Jorge era el hombre, yo el espíritu infantil de Niffirisky que siempre le acompañó. Fueron roles de los que guardó entrañables recuerdos. Ha interpretado todos los principales papeles masculinos, Nuestro fausto, Golest ' an, Moliére, Bodelaire, Consagración de la primavera y Bakty.

Béjart consiguió hacer de él un bafirín ambiguo pese a su fuerza masculina. Vivíamos en Bruselas uno frente al otro y fue el padrino de mi primer hijo. Tenía un gran amor por los animales, su casa era el hospital para cualquier animal herido.

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La última vez que le vi fue en Valladolid, en su último espectáculo,. donde con mucha inteligencia evolucionaba su arte hacia la interpretación. Había iniciado otro camino, volviendo a interpretar a Nijinsky pero esta vez como. actor. Con este espectáculo es con el que terminó su carrera artística y, prácticamente, su vida.

Tango de homenaje

Era profundamente generoso, gustaba decir "hay que vivir el momento". Tenía necesidad de serenidad, su falta le hacía entrar en profundas crisis, porque era un hombre bueno, con una mirada noble un tanto interrogante. Supongo que últimamente su pregunta sería ¿por qué?. Jorge no importa de qué se muere, lo triste es morir, lo tremendo es que se vayan personas como tú, con tanto que decir. Los que te hemos conocido, nunca olvidaremos tu arte, tu baile, tu espíritu, al igual que el de otros muchos grandes hombres, que permanecerán en nosotros para siempre y nos empujarán -en nuestra lucha contra ese terrible mal que día a día se cobra víctimas valiosas.

Hoy, cuando me comunican tu muerte, yo estoy montando un tango. ¡Qué casualidad, amigo!. Es la mejor manera de rendirte mi homenaje.

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