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El coreógrafo Lionel Hoche asombra en Cannes por su dureza

La tarde del pasado sábado en el Festival Internacional de Danza de Cannes fue movida y caliente, con la primera entrega de jóvenes coreógrafos, donde destacó sobradamente el grupo Memé Banjo con Lionel Hoche al frente. Es un gran bailarín, pero además se crece en la invención. Su mundo de poeta está caminando hacia abajo y hacia adentro, al subterráneo del horror, de los feos y los desdichados.

También estuvieron en la velada el norteamericano Willy Cardona y el francés Serge Compardon. Para cerrar, el hispano de Nueva York Arthur Avilés, con su pieza Intoxicanting calm revolvió al público en las butacas del teatro: desnudo en el proscenio, amasándose lánguidamente el prepucio, Avilés jugó al mimo terrible. Es como un sátiro malvado e inocente a la vez, con dotes histriónicas y dancísticas de primer orden. En el palacio del festival actuó también la compañía Phoenix Dance de Londres, que trajo su danza negra vital y de alta calidad técnica, y la larga jornada la cerró Trisha Brown con dos piezas clásicas de su repertorio: Astral convertible, visto recientemente en Madrid, y Set and reset.

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