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Diez años de rock en la Barricada

El grupo pamplonica presenta su último disco en Madrid y Barcelona

Barricada cumple 10 años como uno de los grupos de rock más vendedores de la música española. De sus nueve discos publicados, muchos han superado los 100.000 ejemplares de tirada, y sus actuaciones son tumultuosas, con seguidores incondicionales. El cuarteto pamplonica, presenta en los próximos días en Madrid y Barcelona su último trabajo, Balas blancas, con sus características de siempre: agresividad, contestación y sabor de barrio.

A pesar de la dureza de sus canciones, Barricada no se considera un grupo crítico. "Reflejamos lo que vemos y lo que sentimos. No nos gusta representar lo marginal y aunque hablemos de racismo no queremos dar mensajes. Simplemente ofrecemos un punto de vista y no creemos que nuestras canciones sean duras. Más duro es el muro de la vergüenza de los muertos de las pateras", dice Enrique Villarreal, que, junto a Alfredo Piedrafita, Javier Hernández y Fernando Coronado, forman Barricada, grupo formado en Pamplona en 1982 y que ha notado el paso de estos 10 años "sobre todo en la barriga". "Es muy difícil mantener el espíritu porque este mundo quema mogollón", dicen, "pero hacemos lo que nos gusta y hemos aprendido a respetarnos y aguantarnos".Para Barricada, que actuará los días 3 de diciembre en Madrid (Palacio de Deportes de la Comunidad) y 4 y 5 en Barcelona (Zeleste), el público es una de las razones de su supervivencia. "En nuestros recitales sigue predominando la gente de barrio, pero no creo que sea más auténtica que la que va a ver a Mecano. Con 33 años", continúa Villarreal, "me resulta muy difícil sentir los problemas de un chaval de 17 en su barrio, y es la gente la que tiene que buscar sus propias alternativas".

Barricada se muestra "pesimista" cuando habla de la desaparición de las radios piratas, de los fancines, de los circuitos alternativos... "No creo que la cosa vaya a mejorar. Una multinacional nunca va a descubrir un grupo ácrata como el nuestro, y la situación no es que esté peor, es que te la pasan por el morro". A pesar de esta posición, Villarreal asegura que "desde el comienzo nos hemos negado a ser bandera de nada. No siento lo mismo ante una ikurriña que ante una bandera española, pero en un momento puedo prender fuego a las dos. Estoy en contra de muchas cosas, pero también estoy harto de ver posturas insostenibles muy bien dichas. ¡Está todo tan politizado en el mal sentido...!".

Y Enrique Villarreal termina transformando la protesta en autocrítica: "Todos los que mantenemos el sistema occidental tenemos la culpa, pero no conozco otro. Protestamos mucho pero a la hora de cambiar, nada. Somos una mierdilla".

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