Angustiosa llamada
Ésta no pretende ser la clásica carta al director, sino una angustiosa llamada de auxilio informativo.Antecedente. EL PAÍS, diciembre de 1991. Noticia y editorial reflejan la calidad de delincuente de la doctora Ferrán, jefa del banco de sangre del hospital de Bellvitge. Existió "conducta criminal", porque un paciente transfundido resultó infectado por virus del sida. No importaron sus repetidas denuncias previas. El gerente del hospital fue absuelto.
Reflexión. La sentencia nos puede parecer aberrante. Al menos lo es la recomendación de que "tendría que haberse negado a realizar transfusiones". Pero es del Tribunal Supremo y crea jurisprudencia. Por tanto, frente a un riesgo evidente para los enfermos, resulta imperativo el asesoramiento legal.
Historia actual. Dirijo la unidad coronaria del hospital de Cruces. Las vacaciones y una nefasta utilización de recursos humanos determinaron que parte de mis enfermos con infarto agudo de miocardio se quedasen sin enfermera o en manos de inexpertas cuya sola presencia es un factor de riesgo añadido.
Ante la inhibición del gerente y director de enfermería, acudo al juez en busca de consejo: "Denuncie y haga lo que estime en conciencia". Pero sigo siendo el responsable legal de los potenciales cadáveres. Mi denuncia se desestima provisionalmente. Mi sindicato da la noticia a la prensa. Y el señor Azcuna, consejero de Sanidad, médico él (¡cardiólogo!), me incoa un expediente por falta grave.
No me importa en absoluto pasar seis meses sin empleo y sueldo. Puedo vivir con muy poco dinero. Pero sí me importa, y mucho, que usted publique esta carta. Al menos, cuando un tribunal decida, pasados unos meses, que "debería haber...", contaré con su prestigioso diario para dar fe ante mis familiares, amigos y conocidos de que puse todo de mi parte para no convertirme en delincuente, aunque no tuviese mucho éxito.-
Médico y periodista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.