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GUERRA EN LOS BALCANES

Un convoy de 1.000 refugiados de Sarajevo logra cruzar con grandes dificultades las líneas serbias

La mayor operación de evacuación de refugiados de Sarajevo desde el estallido de la guerra estuvo a punto de fracasar ayer a causa de la actitud de las fuerzas serbias que rodean la capital bosnia. El convoy de la Cruz Roja bosnia, compuesto por más de 1.000 musulmanes y croatas que viajaban en 14 autobuses, logró llegar ayer por la noche a Kiseljak (ciudad bajo control croata a 30 kilómetros de Sarajevo) tras haber sido detenido durante horas por las fuerzas serbias cerca de llizda, en las afueras de la capital de Bosnia, aunque las noticias eran contradictorias.

Los serbios alegaron que habían detenido el convoy tras recibir informaciones que aseguraban que un autobús con refugiados serbios no había partido de Sarajevo. El jefe del Estado Mayor bosnio, Sefer Halilovic, entrevistado por la televisión de Sarajevo, aseguró que los musulmanes que viajaban en el convoy que se dirigía al puerto croata de Split, habían sido arrestados por los serbios y que como represalia el resto de la operación había sido suspendida. La Cruz Roja bosnia tiene previsto evacuar a un total de 6.000 personas en tres días.El destino final de estos nuevos refugiados es Split para los croatas y algunos musulmanes, y Belgrado para cerca de 1.000 serbios. El convoy que ayer consiguió alcanzar la ciudad de Kiseljak tenía previsto reemprender el camino hacia Split en las primeras horas de hoy.

La operación ha sido organizada por la Cruz Roja ante la certeza de que en pocas semanas el frío comenzará a cobrarse víctimas entre la población de Sarajevo y otras zonas cercadas por las fuerzas serbias. La policía bosnia controló la salida del convoy para evitar que se sumaran al mismo hombres en edad militar, sometidos a la movilización general. Las fuerzas de la ONU (Unprofor) criticaron esta evacuación, que calificaron como un ejemplo de limpieza étnica, y rechazaron proteger el convoy.

La razón de úvír

Sólo 14 de los 26 autobuses previstos salieron ayer de Sarajevo repletos de pasajeros con escasas pertenencias. Los fugitivos eran jóvenes o ancianos, heridos o tullidos, y casi todos abandonaron la asediada ciudad con lágrimas en los ojos. Nermin Zupcevic, un joven combatiente de unos 20 años, abrazaba a su hijo de seis meses y a su mujer: "Estoy destrozado... mi mundo se ha ido... He perdido la razón de vivir". Zupcevic se queda para ayudar a defender Sarajevo mientras su familia intentará llegar a París.

Darko Coric, que perdió una pierna en el frente, acudió en muletas a despedir a su abuela. "Estoy en la lista de pasado mañana, pero no estoy seguro de que pueda marcharne", decía. "Me quiero ir porque el invierno será muy duro para mí, pero por otra parte quisiera quedarme por mi familia y mis amigos, y porque la guerra no ha terminado".

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Había ayer una gran aglomeración de gente en una ciudad cuyos habitantes han sido golpeados indiscriminadamente por los bombardeos, y en la que siempre se evita toda concentración humana en un mismo punto. Los refugiados dejaron atrás 380.000 personas atrapadas en Sarajevo, en su mayoría sin agua ni luz y dependientes de los escasos recursos de la ayuda internacional, que llega a cuentagotas.

Los miembros de las organizaciones humanitarias criticaron la falta de organización que rodeó la salida del convoy, en parte por la falta de combustible y en parte por la actitud de las Naciones Unidas. El coordinador de la Cruz Roja bosnia manifestó: "Estamos decepcionados con la decisión de Unprofor. Era la única oportunidad de hacer algo por esta gente y no han hecho nada de nada". La evacuación de Sarajevo es una cuestión explosiva para el Gobierno bosnio y para las fuerzas de la ONU, ya que ambos preferirían concentrar sus esfuerzos en preparar la ciudad para el invierno. "Esto es limpieza étnica. La presión de los serbios pretende sacar a los serbios de la ciudad... No queremos formar parte de esto", declaró Adnan AbdeIrazek, alto oficial de la ONU en Sarajevo.

Con el permiso para esta operación, el Gobierno bosnio abandona ya definitivamente sus intentos de mantener en las ciudades asediadas al mayor número posible de habitantes por con siderar que la huida de éstos merma la voluntad de resistencia y contribuye a la limpieza étnica, objetivo final de los asedios de las fuerzas serbias a las ciudades bosnias.

La materialización de esta gran operación de salvamento era aún un enigma al cierre de esta edición ya que los autobuses no habían llegado aún a Kiseljak, ciudad al oeste de Sarajevo, ya en la zona bajo control bosnio y croata.

Ayer, mientras una emisora de radio anunciaba que las tres partes contendientes habían acordado un alto el fuego, a entrar en vigor hoy, los combates eran especialmente violentos en la Herzegovina oriental y Bosnia central. El supuesto acuerdo llegaba ayer horas después de que el presidente bosnio, Alia Izetbegovic, rechazara una propuesta de paz a cambio de territorio del líder de los irregulares serbios de Bosnia, Radovan Karadadzic.

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