Carga británica contra la trinchera de Delors

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, está sufriendo estos días una carga en toda regla desde el Reino Unido por parte del Gobierno de John Major -que le culpa del fracaso de las conversaciones sobre el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio) por su defensa cerrada de la agricultura francesa- y, más todavía, por parte de la prensa, principalmente la llamada popular, que ha convertido a Mister Europa en una especie de Napoleón dispuesto a invadir las islas, con su ejército de funcionarios enarbolando el Tratado de Maastricht.Varios editorialistas y columnistas han sugerido abiertamente su dimisión, por presunta incompatibilidad entre sus tareas como presidente de la Comisión, defensor de los intereses europeos, y su condición de presidenciable francés. Delors y sus colaboradores han rechazado siempre con gran energía las acusaciones.

Las acusaciones tienen el inconveniente, sin embargo, de que refuerzan la imagen de Delors en la propia Francia, incluso entre los sectores sociales más alérgicos a Maastricht, que le identifican con la defensa del campo francés ante las pretensiones hegemonistas de Washington, acompañadas, como siempre, de la ayuda británica.

Los enemigos de Delors quisieran verlo descabalgado de la presidencia como consecuencia del fracaso de las negociaciones sobre el GATT. Al presidente de la Comisión, sin embargo, no le ha pasado por la mente en ningún momento dimitir por esta razón, aseguran fuentes de la Comisión. Mucho más probable, en cambio, es que vincule su continuación en el cargo a la aprobación de las perspectivas financieras para los próximos cinco años, conocido precisamente por su nombre como paquete Delors IL

Delors se hace, así, el paladín de la cohesión social y económica de la Comunidad.