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Argentina vive la primera huelga general contra el Gobierno de Carlos Menem

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La Confederación General del Trabajo (CGT) ha declarado para hoy, lunes, en Argentina la primera huelga general contra el Gobierno del peronista Carlos Menem y su programa económico de ajuste. La CGT señaló en un comunicado: "Los trabajadores queremos la transformación del país, pero el esfuerzo debe ser equitativo. Hoy el ajuste recae en forma cruel sobre nuestras familias".

La convocatoria de huelga general ha sufrido un inesperado impulso, procedente nada menos que del mismo ministro de Economía, Domingo Cavallo. En un arrebato ante un grupo de periodistas el pasado jueves, Cavallo entró al trapo y actuó como el famoso elefante en la cacharrería. Irritado ante las preguntas de los periodistas, que comparaban el plan de subir los sueldos a los funcionarios y la situación desesperada de los jubilados, el zar de la economía argentina perdió los estribos.Cavallo replicó a los periodistas que si ellos pensaban que él podía vivir de su sueldo de ministro (unas 200.000 pesetas), y aseguró que necesita más de un millón al mes para mantener su tren de vida. Añadió Cavallo que la Fundación Mediterránea, institución de la que procede y que se financia con aportaciones de la gran industria, le paga un sueldo de unas 800.000 pesetas mensuales, cuatro veces más de lo que percibe como ministro.

El escándalo estaba servido. No se habló de otra cosa durante todo el fin de semana. Cavallo echó gasolina al fuego de la huelga y al mismo tiempo se ha puesto en el disparadero de convertirse en chivo expiatorio si el paro de hoy tiene éxito. Menem apoyó de forma abierta a su ministro de Economía, pero han trascendido declaraciones privadas del presidente que revelan su incomprensión ante la incontinencia verbal de Cavallo. El viernes se llegó incluso a rumorear su dimisión, y la Bolsa de Buenos Aires reaccionó con una nueva caída.

Tres años y cuatro meses han soportado los sindicalistas argentinos el plan económico que les impuso el compañero Menem. Hasta ahora el presidente argentino había conseguido la división del movimiento obrero, otrora columna vertebral del peronismo. Los sindicalistas consideran que ha llegado el momento de dar un puñetazo sobre la mesa y no vacilaron en recurrir por ello a la huelga general.

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