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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Reencuentro y estreno

Tete Montoliu-NHOP Dúo. Delfeayo Marsalis Quintet.

Tete Montoliu (piano), Niels-Henning Orsted Pedersen (contrabajo). Delfeayo Marsalis (trombón), Mark Turner (saxo tenor), Victor Atkins (piano), Martin Butler (batería), Gregg Williams (bajo). XIII Festival de Jazz de Madrid. Carpa del Cuartel del Conde Duque. Madrid, 1 de noviembre.

Tete Montoliu tiene encandilado a todo el Madrid jazzístico. Cada vez que visita la capital, entusiasma, ya sea en reunión de all stars, a piano solo o a dúo. Anoche, acompañado por el contrabajista danés Niels-Henning Orsted Pedersen, Tete volvió a triunfar.El catalán divierte porque suele seleccionar para sus repertorios piezas muy agradecidas; luego deleita porque las interpreta con un pianismo risueño, pleno de swing y vital, que disimula su indudable virtuosismo con grandes dosis de espontaneidad. Como todos los grandes, está capacitado para entregar obras perfectamente rematadas, apenas ideas un segundo antes. Pedersen acompaña con la precisión que prefiere el Jazz, esa que arropa sin atosigar, aunque tiende a sobrecargar los solos. Ambos se repartieron el tiempo democráticamente ante clásicos como The way you look tonight, The very thought of you y, ya en la propina, un espléndido In your own sweet way.

Si la primera parte fue ocasión para el reencuentro, la segunda lo fue para el estreno... Y qué estreno. Delfeayo Marsalis tiene un apellido que no puede pasar desapercibido en la escena actual de jazz y, naturalmente, había quienes dudaban de que Pontius Pilate's decision, su disco de debú, fuera algo más que un mimado producto artificial de estudio. El cuarto Marsalis músico ha decidido bajar a la arena para disipar todas las sospechas.

Su música no es bop ni free ni estilo alguno ligado a un tiempo concreto. Como la de su hermano Wynton, la estética de Delfeayo es abierta y libre, aun rechazando aquella libertad que prohibe seguir el sistema tonal o los ritmos regulares. Muy bien acompañado por una sección rítmica vehemente, montó el concierto sobre piezas de su disco y superó con notable el difícil escollo de transmitir en directo toda la variedad e intensidad que encierra. Un nuevo Marsalis, el penúltimo a la espera del batería Jason, reclama su lugar.

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