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37º FESTIVAL DE VALLADOLID

Cálido homenaje a la figura y la obra de la cineasta Pilar Miró

El norteamericano Joe Pesci hace una memorable creación en 'El ojo público'

La Semana de Cine vallisoletana de 1992 es un marco y una fecha inmejorable para celebrar el caluroso homenaje que ayer se inició aquí hacia la figura profesional de Pilar Miró, cuya obra completa -incluida la televisiva, que contiene alguna de las piezas más afinadas de la cineasta española- será exhibida a lo largo de estos días. Gentes del cine y de la televisión vinculadas a su trabajo, periodistas acreditados y colegas de su oficio se apiñaron ayer junto a la directora, tras la repesca de El crimen de Cuenca, su película de mayor éxito de público, que fue recibida con una estruendosa ovación.

El encuentro con la cineasta, ex directora del Instituto de la Cinematografía y de Radiotelevisión Española, tuvo lugar ayer tarde en una mesa redonda celebrada en los salones del hotel Olid y cuyo desarrollo se sale fuera del alcance de esta crónica. La expectación fue evidente durante toda la jornada, por lo que el acto tenía no sólo de reconocimiento profesional, sino también de signo de solidaridad con la figura pública de una persona que ha sido sometida durante los últimos años a un durísimo acoso político, disfrazado hipócritamente de acoso moral.Hoy absuelta judicialmente de esa presión, Pilar Miró es libro, para dedicar su probada energía íntegramente a su carrera cinematográfica, en la que ahora planea una película sobre el fascinante enigma del príncipe Carlos, hijo primogénito de Felipe II y uno de los pozos negros de nuestra historia oficial.

Testimonio de época

Pero ayer no fue primordialmente la obra, sino la persona de la cineasta la que salió al proscenio. Uno de sus colegas presentes en el acto, el director Manuel Gutiérrez Aragón, definió de forma insuperable a Pilar Miró con estas palabras:"Creo que el conjunto de la vida de Pilar Miró -directora de cine antes que cualquier otra cosa- forma un testimonio de época, una de esas biografías en las que una sociedad, una clase social o un grupo intelectual, se ve representado. Pero no se puede dejar de lado que no se trata sólo de un personaje representativo, sino también de una artista, y que por tanto el personaje real puede elegir contarse a sí mismo, dejar su propio testimonio en la ficción -estoy pensando en la que creo una de sus mujeres películas: Gary Cooper que están en los cielos- y exagerar unos rasgos y ocultar otros". Y prosigue el cineasta: "Lo quiera ella o no, lo sufra o lo asuma, Pilar Miró quedará de referencia histórica".

Estas bellas y precisas palabras forman parte del prólogo a un meticuloso libro titulado Pila r Miró, directora de cine, que editado por la Seminci escribió para esta ocasión Juan Antonio Pérez Millán. Se trata de una densa indagación en la obra y la identidad de una mujer de carácter complejo, muy inteligente y controvertida, que genera simpatías y antipatías profundas, pero que a nadie deja indiferente. Lo más sorprendente de este libro es que, pese a su mucha extensión, parece quedarse corto. Y la paradoja se acentúa si advertimos de que se trata e estudio de una cineasta que por razones de biografía política todavía está en el umbral de su plenitud profesional en el campo del cine. El volumen de información que segrega el simple nombre de Pilar Miró es inagotable.

Si Pilar Miró ocupó todos los alrededores del festival, el gran actor estadounidense Joe Pesci fue el dueño absoluto de la pantalla del teatro Calderón, pues en ella se exhibió en la sección oficial la película protagonizada por él El ojo público, escrita y dirigida por el californiano Howard Franklin, que a los 38 años es mundialmente conocido como escritor de los solventes guiones de películas de gran éxito como El nombre de la rosa y La sombra del testigo, entre otras.

Inspiración lírica

La escritura de El ojo público es también suya y demuestra que además de solvente tiene una gran inspiración lírica. El magnífico guión está, por desgracia, muy por encima de la simplemente buena realización, y este desequilibrio perjudica a la película. De haber alcanzado el director Franklin la altura del guionista Franklin, estaríamos ante una obra maestra del cine actual. Por desgracia no es así.Joe Pesci, el actor protagonista, es el que definitivamente eleva a la película y se erige en el gran creador de la gran intensidad lírica de las imágenes. Es el suyo un trabajo de extraordinaria calidad, una singularísima representación del mito de la bella y la bestia y, sobre todo, de la soledad de éstas en las junglas de asfalto del Nueva York de los años cuarenta. Volveremos con detalle en estas mismas páginas a tan extraordinario actor y su genial creación, pues el estreno español de El ojo público parece inminente.

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