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La cadena Dia es la más barata, pero presenta otras deficiencias

La cadena Distribuidora Internacional de Alimentos (Dia), por sus precios e implantación en la Comunidad (en 1989, 219 establecimientos, frente a 43 de Digasa, 36 de Expresso, 59 de Simago y 10 de Alfaro), merece un comentario aparte. Sus productos suelen ser de fabricación propia y más baratos que en el resto de los mercados.

El propio informe comparativo que realizó la Comunidad durante ocho semanas sobre varios hiper y tiendas de descuento indicaba que ésta era la opción más barata. Sin embargo, la cadena presenta otras deficiencias a tenor de lo que observaron dos redactores en sendos centros. Dio la impresión de que el escaso personal era polivalente y contaba con poco dinero para el cambio.

Cuando llegaba un camión con productos, era una de las cajeras del Dia de Santa Engracia la que se levantaba de su puesto para vaciar el almacén, para que el transportista descargara su mercancía. Mientras tanto, los clientes esperaban en la cola.

En otro Dia emplazado por las inmediaciones de la avenida de Valladolid, cada 10 minutos las cajeras se levantan de su silla pidiendo cambio entre los clientes, y cuando no lo encontraban se levantaban de sus sillas para buscarlo en otro lugar del local.

La cola de clientes se alargaba más y más en los dos establecimientos en espera de que las cajeras los atendiesen. Un alto directivo de la cadena asume esas dos deficiencias como mal menor. "Hacemos estudios de mercado cada mes, y no hay duda, nuestros productos son los más baratos. Para poder ofrecer los productos a tan bajo precio tenemos que contar con poco personal, es cierto, pero creemos que compensa hacerlo así". En cuanto a la poca disponibilidad de cambio, el directivo indicó que la norma de la casa es que "las niñas manejen poco dinero con el fin de que no sufran atracos".

Quien acuda por primera vez a alguno de los numerosos Dia repartidos por la ciudad se llevará una pequeña sorpresa si no conoce que cada bolsa le cuesta un duro. "En otros supermercados", continúa el directivo, "a los clientes les cobran el precio de las bolsas cargándolo sobre los productos. Nosotros preferimos que sea el ciudadano quien elija. De paso, contribuimos a mejorar el entorno ecológico de la ciudad, porque así no se tiran tantas bolsas en la calle".

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