Guigou admite que Francia esta dispuesta a aceptar la "Europa de geometría variable"
"No me gusta la expresión Europa a varias velocidades, la encuentro peyorativa. Pero, en cambio, creo que puede hablarse de una Europa de geometría variable, con ritmos y plazos diferentes", afirma la ministra francesa de Asuntos Europeos, Elisabeth Guigou, en una entrevista publicada ayer por el diario Libération. Citando el ejemplo de la unión económica y monetaria prevista en el Tratado de Maastricht, Guigou, que se declara contraria a "una construcción rígida de Europa", dice: "Nadie está obligado a adherirse a la moneda única en 1997 o 1999".
Maastricht, según la ministra francesa, no puede ser renegociado -"eso sería abrir la caja de Pandora", dice-, pero sí "clarificado" mediante "una declaración interpretativa" a efectuar en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la CE del próximo 16 de octubre en Birmingham.
Esa declaración -que los alemanes apoyan también- reafirmará el principio de subsidiariedad, delimitador de las competencias comunitarias y las de los Estados miembros. La subsidiariedad, según Guigou, es "uno de los medios de abordar ese problema de la construcción europea que es la falta de democracia y el exceso de burocracia. La Comisión Europea ha cometido errores, sus excesos burocráticos son reales y el propio Jacques Delors los ha reconocido".
En sintonía con la interpretación mayoritaria de los resultados del referéndum francés del pasado domingo, Guigou afirma que esa "declaración" deberá proclamar la voluntad de los jefes de Estado y de Gobierno de "hacer una Europa más democrática, más próxima a las preocupaciones de la gente".
El segundo gran frente abierto en Francia por el referéndum, el interior, sigue dominado por el incierto futuro de François Mitterrand. Jacques Chirac, el líder de la gaullista Asamblea para la República (RPR), exige que el presidente dimita si la derecha gana, como es muy probable, las elecciones legislativas del próximo marzo. En lo que se interpreta como una concesión al ala dura del RPR, que, dirigida por Charles Pasqua y Philippe Séguin, pidió el no a Maastricht, Chirac rechaza cualquier posibilidad de una segunda cohabitación entre el presidente socialista y un primer ministro de derecha.
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