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EL FUTURO DE EUROPA

Kohl se declara dispuesto a recortar las competencias de la Comisión Europea

Un François Mitterrand con aspecto cansado y enfermo y un Helmut Kohl con aire preocupado se despidieron ayer por la tarde en el palacio del Elíseo, sin querer hacer el menor comentario público sobre las casi dos horas que habían pasado discutiendo el modo de reactivar la construcción europea. Más tarde, Kohl manifestó a la televisión germana que, si es necesario, se recortarán las alas a la Comisión Europea para satisfacer los deseos y temores de las ciudadanos de los Doce. "Para mí y para el presidente está muy claro, queremos la ratificación del Tratado de Maastricht. El proceso no debe detenerse. Queremos ampliar y también profundizar la Comunidad".

Kohl rechazó una revisión del texto tratado, aunque puntualizó: "En la cumbre europea [convocada por el primer ministro británico, John Major, para el 16 de octubre] habrá que ver cuáles son los deseos y temores de las poblaciones y si llegamos a la conclusión de que Bruselas reglamenta muchas cosas -y tengo numerosos ejemplos de que así lo hace- habrá que acabar con ello e incluso dar marcha atrás", manifestó el canciller. Kohl se refirió especialmente al asunto de la regionalización del proceso comunitario, y citó los derechos de los lander alemanes.Tras el silencio con que terminó el encuentro entre el canciller y Mitterrand, las cortas declaraciones del primero han sido la única pista, un tanto ambigua, de cual va a ser la estrategia de los dos padres del Tratado de Maastricht para volver a poner el marcha el proceso de unidad europea.

Lo único que fuentes francesas y alemanas habían adelantado a lo largo de la mañana era que Mitterrand y Kohl no están dispuestos a renegociar el Tratado de Maastricht, pero sí a agregarle nuevos elementos para combatir la burocracia e incrementar la vinculación de los ciudadanos europeos a las decisiones comunitarias.

El canciller alemán y el presidente francés, según informaciones del Elíseo previas a la reunión de ambos dirigentes, sacaron conclusiones semejantes de la falta de entusiasmo de los pueblos europeos por el tratado que ellos apadrinaron. El pasado domingo, Mitterrand ganó por los pelos su arriesgada apuesta del referéndum sobre Maastricht, pero no consiguió que la victoria del en Francia fuera un poderoso antídoto para el no danés del pasado 2 de junio. Por el contrario, el pírrico francés con el 51,05% de los sufragios ha dado ímpetu los euroescépticos de otros países, empezando por los británicos.

Mensaje de tranquilidad

Al reunirse en París, Kohl y Mitterrand, según habían anunciado sus portavoces, pretendían enviar "un mensaje de tranquilidad" a las opiniones públicas europeas. También deseaban elaborar una posición conjunta frente a la actitud de Major. Aún comprendiendo las dificultades internas del primer ministro británico, ambos dirigentes desaprueban su decisión de aplazar la ratificación británica de Maastricht y supeditarla a lo que hagan los daneses. Esa actitud complica una situación ensombrecida por la tormenta en el Sistema Monetario Europeo, el no danés a Maastricht y el poco entusiasta sí francés.

Pero el Elíseo advertía de antemano que Kohl y Mitterrand no iban a sacar ayer "nuevos conejos del sombrero". "Tan sólo pretenden calmar el juego", aseguraron fuentes de la presidencia francesa. No obstante, esas fuentes recordaban que ante cada crisis de la construcción europea, París y Bonn reaccionan con una nueva iniciativa conjunta. Kohl habló de su deseo de recortar las alas a la Comisión, pero el Elíseo guardó silencio.

Mitterrand y Kohl dicen haber escuchado con mucha atención las críticas a Maastricht, encuentran razonables algunas de ellas y están dispuestos a incorporar al tratado elementos que respondan a las inquietudes expresadas por los daneses y franceses que han votado no.

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