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Los productores de petróleo rechazan el impuesto verde y ser los chivos expiatorios de la ecología

Las denuncias de los productores de petróleo, que citaron oscuras maniobras para convertirles en chivos expiatorios de todos los problemas ecológicos, de la Tierra, centraron ayer la primera jornada del XV Congreso del Consejo Mundial de la Energía (CME), que se celebra en Madrid. El rechazo al impuesto verde en los combustibles fósiles fue total. El secretario general de la OPEP, Subroto, inisitió en "no lanzarse a políticas de las que más tarde nos podamos arrepentir". Mientras, Greenpeace protestaba a las puertas del congreso por la falsa de preocupación medioambiental del CME.

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El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y ex ministro de Minas y Energía de Indonesia, Subroto, recalcó que lo que hace falta en el mundo es la cooperación entre todos los países, y, en referencia a los impuestos que tienen por objetivo gravar las energías más contaminantes, las que más dióxido de carbono producen, añadió: "En la OPEP estamos muy preocupados por estas tasas. Sospechamos que el plan para imponerlas no tiene un objetivo medioambiental, sino el de recaudar más dineroSubroto incluyó en su ponencia un ataque frontal al Norte: "Si tales impuestos se llegan a poner en marcha, el resultado sería una transferencia de renta económica de los países en desarrollo a los ya desarrollados, pues provocaría una subida de los precios de los productos manufacturados que los países industrializados exportan a los no industrializados".

Subroto expuso sus serias dudas sobre que haya evidencias definitivas sobre el calentamiento de la Tierra y la influencia de los combustibles fósiles en, este cambio climático: "La OPEP ve bien toda medida encaminada a conseguir un entorno más limpio y armonioso; pero deplora la politización. de este tema y la imposición de medidas basadas en pruebas científicas cuestionables y en intenciones sesgadas".

Ni problema, ni solución

David Simon, presidente de la compañía British Petroleum, aludió a la globalidad, al imperativo de que todos asuman su parte de responsabilidad, para evitar que las compañías petroleras paguen el pato. Elocuente y hasta agresivo, dijo: "Compartimos el problema, pero no somos el problema. Por tanto, no podemos dar la solución". Recalcó que lo único que hacen las compañías petroleras es atender una demanda: "Si la sociedad odiara los productos que le ofrecemos, el remedio, sería sencillo, dejaría de usarlos", y afirmó: "No debemos exagerar el impacto de nuestras operaciones sobre el medio ambiente. Suponemos una parte muy pequeña del problema. El auténtico impacto está en la utilización que hacen nuestros clientes de la energía".

Tras un contundente "hay que ser realistas", dijo que todos tendrán que ser consecuentes si los impuestos verdes entran en vigor. "Las inversiones son muy fuertes, y no es justo esperar que las compañías petroleras corran con todos los gastos. El debate medioambiental debe basarse en buenas informaciones y en opciones reales. British Petroleum será un agente colaborador si nos ayudan las políticas públicas y los clientes".

Simon tradujo en cifras lo que quería decir: "Técnicamente se pueden hacer muchas cosas, pero hay que calcular los costes. Adaptarse a las leyes medioambientáles les costaría a las compañías petroleras norte americanas casi dos billones de pesetas por año; y a las siete grandes compañía europeas, casi un billón. Se comería absolutamente todos sus beneficios netos. Nadie puede sostener que nosotros corramos con todos los gastos".

El ministro español de Industria, Comercio y Turismo, Claudio Aranzadi, también se refirió a la necesidad de que las decisiones sobre energía y medio ambiente sean globales. Se opuso a que la CE adopte unilateralmente un impuesto a las energías fósiles -carbón y petróleo, sobre todo- si no lo hacen EE UU y Japón. Explicó que, aparte de que la medida no tendría ningún efecto -la CE sólo es responsable de un 13% de las emisiones de dióxido de carbono"-, sería contraproducente para mantener la competitividad de los productos europeos en los mercados internacionales, pues se verían encarecidos por estas tasas.

La organización ecologista internacional Greenpeace no ha dejado pasar la oportunidad de este congreso, que reúne a miles de expertos y responsables en políticas energéticas de todo el mundo, para acudir ayer con pancartas para criticar la falsa preocupación por el medio ambiente del CME: "El lema energía y vida intenta esconder o dulcificar la dramática responsabilidad del sector energético en la masiva degradación medioambiental", señalaron.

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