Faro de Madrid

El domingo 30 de agosto decidí ir a visitar el famoso Faro de Madrid, sito en la Moncloa y desde el que se observa una estupenda vista de Madrid en los días despejados.Confiando en la seguridad que puede ofrecer un único ascensor panorámico, que traslada a 12 pasajeros en cada viaje, entramos en el mismo pagando piadosamente las 200 pesetas que se requieren para la atracción.

Me fijo en la pequeña escalera de caracol, totalmente insuficiente para la evacuación de la torre en una emergencia, y el diminuto (sólo puede bajar a dos personas) ascensor que utiliza el servicio de mantenimiento; quizá soy un apasionado de la seguridad o he visto demasiadas películas.

Observamos la asombrosa vista, y al intentar bajar, el as-, censor se ha salido de sus vías debido a las ráfagas de aire. El servicio de mantenimiento no está, dado que es domingo, y la señorita azafata nos anima a bajar por las escaleras si no deseamos pasar allí la noche.

Yo me quedo, tras tener que imponerme a la opinión contraria de la señorita, acompañando a mi abuelo (un señor mayor) y a otras diez personas de cierta edad que no podían bajar de otro modo. Tras media hora

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ya está todo el mundo abajo (yo, por las escaleras y con cierto do lor en las pantorrillas) y pedimos el libro de reclamaciones para hacer nuestra protesta. No existe. Hay que irse a la Junta Municipal a protestar. ¡Menos mal que no ha' sido un incendio o que los vientos son moderados! ¿Será necesario que ocurra una catástrofe para. que pongan solución al faro?-